Dar a los pobres Cuando Brian Howard Clough llegó a Nottingham, una pequeña ciudad al Norte de Inglaterra-, ésta sólo era conocida por ser sede de las aventuras del legendario Robin Hood.
Y lo que Brian hizo, de algún modo, fue quitarle a los ricos para darle a los pobres: en sólo cinco años llevó al Nottingham Forest de la Segunda División a ser campeón de la liga inglesa y bicampeón de Europa.
Defensor del juego limpio, prefería un futbol estilista, a ras del césped y que abriera la cancha por encima del tradicional balompié británico, más directo y que privilegiaba el juego aéreo.
Pero el orgullo y la egolatría propias de un hombre que alardeaba de su relación directa con Dios, se burlaba de los títulos del Leeds United y no ocultaba su megalomanía, le cerraron muchas puertas.
Esa arrogancia que lo llevó a mofarse de sus rivales -pero también de sus jugadores y su afición-, ha motivado libros, canciones y hasta una película: "The Damned United".
Tal conducta le costó dudas y la enemistad de varios presidentes de clubes, y le impidió tomar, en su mejor momento, las riendas del seleccionado inglés.
UNA MÁQUINA DE GOLES Brian (Middlesbrough, Inglaterra; 21 de marzo de 1935), el sexto de los nueve hijos de Joseph y Sarah Clough, adoptó desde pequeño la afición por el "Boro", el equipo de su ciudad, al que se integró a los 16 años.
En el Middlesbrough FC, por aquel entonces en la Segunda División, Clough era el clásico delantero matón: anotó 204 goles en 222 partidos disputados a lo largo de 6 temporadas, ¡casi uno por partido!
En 1961 firmó con el Sunderland; sin embargo, una lesión en el ligamento cruzado de su rodilla ocasionó su prematuro retiro a los 29 años. La vida le deparaba algo mejor.
HISTORIA EN ASCENSO Tras la lesión que lo frustró como jugador, uno de sus compañeros del Middlesbrough lo secundó en su carrera como entrenador: el portero Peter Taylor, su mejor amigo y aliado.
En 1967, ambos ficharon por el Derby County, un club que llevaba 10 años hundido en la Segunda y al que de inmediato imprimieron su sello, al grado de ascenderlo dos años más tarde.
Clough empezó a ganar fama tanto por su estilo de juego -poco vistoso, pero efectivo- como por sus peculiares frases.
"Si Dios hubiese querido que el futbol se jugara en las nubes, no habría puesto hierba en el suelo", mencionó una vez.
En un año sorprendente, el Derby finalizó la Temporada 1971-72 con un triunfo 1-0 al Liverpool, insuficiente -así lo creían entonces- para ganar el título, pues a los de Anfield y al Leeds United les restaba un juego.
Un triunfo de los Reds o un empate del Leeds bastaba para que cualquiera de ellos se coronara, por lo que Clough y compañía se fueron de vacaciones; más tarde, se enterarían de la atípica igualada del Liverpool frente al Arsenal y la sorpresiva derrota de los Whites 2-1 ante el Wolverhampton. ¡Eran campeones!
Paradójicamente, ese primer título en la historia del modesto club significó el inició del adiós.
EMPIEZA LA POLÉMICA En 1973, luego de otra campaña de ensueño, el Derby se ubicó en la antesala del título de Europa, lo que marcó la carrera de Clough... para mal.
La derrota 3-1 ante la Juventus en la Ida de las Semifinales estuvo envuelta en polémica. Helmut Haller, jugador alemán de los turineses, habría sido visto en el vestuario del árbitro en el descanso y dos jugadores clave del Derby, Gemmill y McFarland, fueron suspendidos para la Vuelta.
"No voy a hablar para esos bastardos tramposos", lanzó Clough cuando periodistas italianos intentaron entrevistarlo.
La expulsión del atacante Roger Davies y un penalti fallado por Alan Hinton en la Vuelta, que concluyó 0-0, supusieron la eliminación del Derby, y los exabruptos de Clough, quien fue sancionado por su directiva.
Su cada vez más deteriorada relación con el presidente, Sam Longson, y su insistencia en reforzar al equipo con estrellas, culminaron con intempestivas salidas de él y de Taylor, a pesar de que la afición lanzó la campaña "Bring Back Clough" (Traigan de vuelta a Clough).
Así, junto a su gran amigo Peter, se embarcó de nuevo en la Tercera División, con el Brighton & Hove Albion.
DT DEL LEEDS... 44 DÍAS En el Brighton, la racha de éxitos del dúo inglés topó con pared. Y no sólo eso. Luego de una temporada para el olvido, incluida una goleada 8-2 ante el Bristol Rovers, el equipo descendió a la Cuarta División.
Cuando se disponía para la revancha, una llamada telefónica cambió sus planes. El Leeds United, líder puntero de la Liga, le ofreció el puesto de entrenador en lugar de su homólogo -y archirrival- Don Revie, recién nombrado DT de Inglaterra.
Taylor, quien había acompañado a Brian desde sus inicios con el Hartlepools United, y más tarde en el Derby y el Brighton, no quiso seguirlo al Leeds.
La llegada de Clough a Elland Road no pudo ser menos amistosa. Tener bajo sus órdenes a jugadores a quienes antes había criticado no fue suficiente, y en su primera práctica les aconsejó "tirar a la basura esos trofeos, porque hasta donde sé, los han ganado haciendo trampa".
Como era de esperarse, los resultados fueron desastrosos para el vigente campeón: una victoria y 2 empates en las primeras seis fechas.
Pero fue un empate en casa -en la Copa de la Liga, frente al desconocido Huddersfield Town- el que detonó su despido, a 44 días de haber tomado el cargo.
"Hoy es un día espantoso... para el Leeds United", declaró sobre su partida.
TOCA LA CÚSPIDE Lejos del romanticismo de Liverpool, la vida pujante de Manchester y el aire cosmopolita de Londres, Brian aceptó una oferta del Nottingham Forest para regresarlo a la que hoy conocemos como Premier League.
"Ya sé que Roma no se construyó en un día, pero es que yo no me encargué de ese trabajo", afirmó en su presentación.
En "City Ground", Clough se enfundó en un jersey verde, se sentó en el banquillo y empezó a forjar una leyenda.
Con McGovern, O'Hare y el veterano Clark como refuerzos, y de nuevo con Taylor como asistente, Clough no sólo ascendió al equipo en su segunda temporada, sino que se proclamó campeón en 1978, por encima del Liverpool.
Entre 1977 y 1978, el Nottingham Forest acumuló 42 partidos sin derrota, marca que fue sólo superada por el Arsenal, en el 2004.
Lo mejor estaba por venir. Para la campaña 1978-79, el Nottingham se hizo de Trevor Francis -el inglés del "millón de libras"- y el guardameta Peter Shilton, a la postre un histórico. Así comenzó su andar en la Copa de Europa.
Liverpool, un viejo conocido, así como AEK Atenas, Grasshopper y Colonia fueron las víctimas del Forest, antes de enfrentar en la Final al Malmo sueco, en el Olímpico de Munich, el 30 de mayo de 1979.
Nada espectacular, pero el Nottingham ganó el encuentro 1-0, con gol de Francis, y se llevó el título.
"No fue un gran partido, ellos fueron un equipo aburrido. De hecho, Suecia es una nación aburrida. Pero hemos ganado", dijo Clough.
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS Para la edición 1979-80 de la Copa, el Nottingham alcanzó de nuevo la Final. Si bien era campeón defensor, no lucía como favorito sobre el Hamburgo alemán, que incluía a Keegan y Magath en sus filas.
No obstante, un tanto solitario de John Robertson -considerado por Clough, el "Picasso" del futbol- y una gran actuación de Shilton le dieron al triunfo al Forest. El Santiago Bernabéu fue testigo del primer y único equipo con más títulos europeos que de liga.
Se trató del último gran logro del Nottingham y de Clough, quien en 1993 anunció su retiro para atender su problema de alcoholismo.
Clough y Taylor rompieron su relación hasta la muerte de este último, en 1990. Al enterarse de la noticia, Brian enmudeció y lloró; años más tarde, le dedicaría su autobiografía, titulada: "Cloughie: Walking On Water".
En ella, hace un repaso de su carrera y enfatiza en su problema con la bebida.
"¿Caminando sobre agua? Supongo que mucha gente estará diciendo que en vez de caminar sobre ella, debería haberla tomado más en mis bebidas. Tienen toda la razón", ironizó, poco antes de que le diagnosticaran cáncer de hígado, a los 67 años.
Tras una agonía de 21 meses, finalmente falleció el 20 de septiembre de 2004, en un hospital de Derby.
Una frase que le concedió al Daily Telegraph, en un repaso de su carrera, lo define de pies a cabeza.
"Yo no diría que fui el mejor entrenador, pero sí que estaba en el 'Top One' de esa lista".
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