Los Rayados se plantaron en la cancha del Estadio Azteca con un ojo en el gato y otro en el garabato y, entre buenas y malas noticias, el equipo de Carlos Barra regresó a Monterrey con una derrota y la necesidad de olvidarla pronto.
La buena noticia es que Dorlan Pabon no hizo nada para ser amonestado y jugará el Clásico, pero la mala es que el colombiano tampoco hizo algo en pro de sus compañeros y al final del día cumplió con su cometido personal y quedó a deber, y mucho, a su equipo.
Ver a Humberto Suazo regresar con un muy buen nivel, pese al tiempo de inactividad que tuvo, fue una excelente noticia, pero verlo salir de la cancha y quedarse en ella Dorlan y Neri Cardozo no fue una buena idea de parte de Barra.
Otra noticia que considero negativa fue ver a Lucas Silva alejado del área rival; el brasileño naturalizado ya no se vio bien como en anteriores partidos y quedó en el aire la duda de dónde lo colocará Carlos Barra frente a Tigres.
Otra gran noticia fue la mala decisión arbitral, ya que el silbante no expulsó a Severo Meza, quien jugará el Clásico gracias a ese error.
Entre buenas y malas, los Rayados regresan a casa golpeados en la tabla y en lo anímico, aunque para mí, ahí está una gran oportunidad para que nos enseñen si realmente están hechos para ser considerados candidatos al título.
GANAN Y SON ABUCHEADOS MERECIDAMENTE Los Tigres vuelven a mostrar dos caras muy distintas en un mismo partido; la del primer tiempo, que inspiró confianza, y la del segundo tiempo, que desesperó, desanimó y sacó lo peor de sus seguidores al punto de hacerlos abuchear una victoria tan esperada e importante previo al Clásico Regio.
Por lo mostrado en el Estadio Universitario frente a nueve jugadores durante los últimos 20 minutos, muchos aficionados felinos ya no quieren al "Tuca" Ferretti, y ni cómo decirles que no tienen razón.
Después de jugar un convincente primero tiempo en donde le dieron un buen trato a la pelota, tuvieron profundidad, movilidad y lo único que le faltó fue la contundencia, me cuesta trabajo entender el bajón futbolístico tan acentuado del segundo tiempo.
Lo que me hace pensar es que mientras el rival lo permitió, Tigres jugó, y cuando el adversario decidió jugar, los felinos se acobardaron.
Debo confesar que también me irrité al ver al Cruz Azul con nueve jugadores y estar más cerca del empate que de recibir el segundo gol.
Que el diosito del futbol nos agarre confesados: el Clásico 103 pinta para un empate bastante deslucido.
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