Thiago Alcántara llegó al Bayern Múnich de la mano de Pep Guardiola. Era uno de sus consentidos, aunque no fuera titular indiscutible en el Barsa. Acompañó su crecimiento y cuando se hizo cargo de los bávaros no titubeó en pedirlo.
Es el mismo Thiago que esta semana casi llora ante las cámaras (lo hizo seguramente a solas) al confirmar su tercera recaída de la misma lesión de ligamentos.
La prensa deportiva alemana ha retratado esta situación como la consecuencia de la lucha de poder entre "Herr Pep" y el histórico médico deportivo local Hans-Wilhelm Müller-Wolfahrt. Cuando en marzo el jugador se lesionó por primera vez, Guardiola lo mandó con un especialista catalán a pesar de la oposición del galeno alemán. Querían recuperarlo para el Mundial a base de inyecciones de cortisona. Pero Alcántara se volvió a romper cuando estaba en etapa de rehabilitación, igual que ahora.
El doctor Müller-Wolfahrt nunca va a las instalaciones del Bayern. Cuando Guardiola asumió, se mostró sorprendido por esa situación: no había médico en las instalaciones, sólo fisios. Le dijeron que así era desde hacía años y que los jugadores tenían que ir a atenderse al consultorio en el centro de la ciudad.
La fama de este médico de 71 años ha crecido por sus métodos pocos convencionales y porque hasta él peregrinan las principales figuras de los deportes. Allí no sólo han ido los futbolistas alemanes, como Jürgen Klinsmann, Miroslav Klose y Michael Ballack, sino también otros como Steve Gerrard y Ronaldo. Hasta golfistas y velocistas como Usain Bolt.
Sus métodos incluyen tratamientos de 30 inyecciones, día por medio; pinchazos en cada falange de los dedos de los pies con soluciones que contienen cresta de gallo, plasma de ternera y aleta de tiburón, según han contado sus pacientes. En la Selección alemana, de la que ha sido también médico, Müller-Wolfahrt ha utilizado un concentrado de plasma de ternera joven que, aunque no está en la lista de las sustancias prohibidas, permite una mayor oxigenación de la sangre y mayor rendimiento en los atletas.
Sus críticos, en la Agencia Antidopajes de Estados Unidos, han señalado que sus tratamientos son "experimentos propios del doctor Frankenstein".
Los funcionarios de su clínica visten impecables túnicas blancas y trabajan desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche. Los testimonios describen al doctor Müller-Wolfahrt de apariencia más joven que la que correspondería a su edad y con un carisma que convence al paciente que tendrá una solución para su padecimiento.
"Espero que mis técnicas se estudien para que futuras generaciones puedan ver que tenía razón", ha dicho.
Por lo pronto, hasta Guardiola ha tenido que bajarse de su altar y aceptarlo. Y eso, no es poca cosa.
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