Podemos imaginar la cantidad de reuniones, opiniones y encontronazos entre Jorge Vergara, Francisco Palencia, Rafael Puente y Carlos Bustos para tratar de remediar esta grave crisis por la que atraviesa el Guadalajara.
Hay un muy buen número de argumentos para explicar el presente de Chivas, ya muy sobados por cierto. Aparte de los ya conocidos: golpes de timón en la estrategia deportiva, métodos cambiantes para formar jugadores y falta de definición de un estilo, que fue durante mucho tiempo un sello de Chivas, se agrega la mudanza fallida al Omnilife.
Me consta, pese al tiroteo simplista que viene desde todos los frentes, que a diferencia de lo que se dice, a Jorge Vergara le importa y mucho el presente y futuro de Chivas. El problema es conocido: ha cambiado de asesores tanto como de lugar para veranear. Él sabe que no sabe, y aún así se empeña en suponer que las cosas van a ocurrir simplemente por el rigor que su voluntad le ha dado para ser exitoso en los negocios; otro tipo de negocios, claro está.
Rafael Puente llega en el peor momento a tratar de establecer una estrategia y sus planes de acción. Es joven, conocedor y preparado. Hará falta que no sea a mitad de esta urgencia un quemado más en estos momentos de incendio, en el que las llamas más grandes todavía no hacen su aparición.
Ya no hay nada que remediar en esta temporada, si quieren utilizar a Bustos como un chivo más, sólo estarán engordando el corral de damnificados célebres que todos conocemos. Reyna falla un penal y Bustos no tiene que ser el pagano. Salcido mete la mano, deja con 10 a su equipo y un gol de desventaja y Bustos se queda perplejo. Vidrio y Castro se portan como luchadores de la UFC y el pobre de Bustos pone cara de Caixinha tras el segundo gol de Layún.
Este plantel está mal mezclado: veteranos pasados de cocción y jóvenes talentosos, pero aún verdes. Hay mucho talento en fuerzas básicas. Por ahora lo prudente es trabajar con el método tradicional, pedir perdón a aquellos que todos conocemos en formación que recibieron una patada, y llevarle flores a las oficinas de los dirigentes de los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara para agradecerles por la planeación que hicieron de su equipo.
Nada va a cambiar en el mediano plazo, así que lo más conveniente es guardar la calma. No correr, no gritar y no empujar, porque el terremoto apenas está en desarrollo.
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