Señoras y señores, Ronaldinho, este brasileño mágico llega al futbol de México.
De improviso, nadie esperaba que este jugador, ya en la parte final de su carrera, después de ganar la Libertadores, con Atlético Mineiro, y la Recopa Sudamericana, apareciera contratado en México con el equipo del Querétaro, los Gallos, el equipo de reciente dueño, Olegario Vázquez y su familia.
Ronaldinho posee un recuerdo maravilloso de su etapa en el Barcelona, ahí brilló intensamente. De esos jugadores que ya no surgen en Brasil; Neymar está lejos de Ronaldinho.
Y es que lo ganó todo con el Barsa; un poco antes había ganado un Mundial con su Selección.
Un jugador excepcional, dotado de una gran calidad futbolística. Una mezcla, sin llegar a las alturas de Pelé, de Garrincha, de Didí, de figuras que maravillaban al futbol mundial y crearon el estilo de Brasil.
Quizá Ronaldinho es el último de esa época. Un malabarista con el balón, hacía un túnel y el estadio se levantaba, hacía un gol a balón parado y el estadio se caía, tiraba, remataba de chilena, se quitaba a los rivales, fantástico jugador.
Pero como pasa siempre, esos fantásticos jugadores, tipo Ronaldinho, que llegó a una ciudad como Barcelona, ganando un gran sueldo y con una vida nocturna muy difícil, o muy feliz para algunos, Ronaldinho cayó en excesos, y Guardiola, que era el técnico, cortó por lo sano, y salió y fue bajando de nivel, se fue al Milán y ya no fue el mismo, hasta que finalmente regresó al futbol de Brasil.
Nadie le puede quitar lo que hizo como futbolista. Era un buque insignia del futbol de Brasil.
Ronaldinho lleva un mes parado, viene de no jugar. Todo el mundo sabe que es fiestero, llega a un equipo donde hay varios brasileños que le pueden ayudar a acoplarse mejor, pero que nadie lo piense, ni la Liga MX, ni el Querétaro, y menos Ambriz le va a enseñar algo futbolísticamente porque ya lo sabe todo.
Ronaldinho viene a ser un jugador de esos que le llaman en Estados Unidos jugador franquicia, caro, que ganan bien, que tienen destellos de calidad, que la muestra a veces. Ronaldinho es eso, un manjar del futbol, un jugador de exquisita calidad, un mago del balón que viene a terminar su carrera, seguramente, en el futbol de México.
Ha firmado por dos años, ojalá los cumpla, ojalá juegue algunos partidos muy bien, ojalá le rinda al Querétaro, ojalá se entienda con Sinha que es un excelente futbolista y ojalá que la gente se deleite un poco con lo que fue este magnífico jugador cuando estaba en su apogeo.
El brasileño no va a salvar la Liga MX, ni la va a hacer más importante. Quizá voltearán muchos a la Liga porque Ronaldinho juega en ella, pero nada más.
La historia de Ronaldinho es rica en el futbol, pero con anécdotas muy especiales y tenebrosas fuera de él. Es un Ronaldinho de día y otro de noche. Ojalá lo veamos de día.
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