La Selección Mexicana empieza hoy, formalmente, su etapa de preparación para encarar sus múltiples compromisos entre este 2014 y el 2018.
Al enfrentar en San Francisco al máximo representativo del futbol chileno, estos más o menos renovados tricolores de Miguel Herrera pondrán en marcha ese largo ciclo mundialista que tanto jugadores como cuerpo técnico pretenden redondear dentro de cuatro años en canchas rusas.
Con este partido y el del próximo martes ante Bolivia, ambos en "fecha FIFA", inicia una serie de amistosos duelos que aparentemente se han programado pensando más en el beneficio futbolístico de largo plazo y no tanto en el económico del inmediato, como en nuestro balompié suelen pensar los de pantalón largo.
Para Herrera, obviamente este proceso será muy distinto al anterior; y como no es lo mismo dirigir en condiciones de emergencia a la Selección Mexicana durante seis meses que hacerlo durante cuatro años sin urgencias de por medio, queda por verse qué tanto aprovecha el técnico tricolor ese amplio margen de maniobra del que ahora goza.
Si en aquellas condiciones de emergencia supo realizar un magnífico trabajo que culminó con la buena participación de la escuadra mexicana en el Mundial de Brasil, suponemos que con más tiempo disponible conseguirá Herrera que el equipo funcione aún mejor.
Será cuestión de capitalizar al máximo el material futbolístico con el que cuenta, sus indudables cualidades como entrenador y como estratega, de aprovechar cabalmente cada partido de preparación y de no regodearse en su propio laboratorio tricolor, como otros lo hicieron (por enésima ocasión vale la pena recordarlo: la Selección no es para probar jugadores, sino para que en ella jueguen quienes ya probaron ser los mejores).
Sin abaratar la playera más deseada por los futbolistas, estableciendo la sana competencia deportiva entre quienes aspiren a vestirla, podrá Herrera generar las sólidas bases de este nuevo proyecto.
Primero elegir a los mejores, y después trabajar con ellos con el tiempo suficiente para ir plasmando en la cancha, lo más eficientemente posible, ese buen futbol del que la Selección Mexicana ofreció algunos alentadores destellos en el magno certamen mundialista de hace tres meses.
Trabajo, seriedad, profesionalismo, ecuanimidad y paciencia, porque este ciclo mundialista apenas empieza y tradicionalmente han sido muy pocos los técnicos capaces de completarlo sin deschavetarse.
Paulatinamente iremos descubriendo si Herrera logra apuntarse entre esos pocos, y por lo pronto hoy veremos con qué nivel de futbol inician los tricolores este prometedor ciclo mundialista.
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