La nostalgia aparece cuando se añoran tiempos mejores. No es cuestión de edades, sino de situaciones.
Viene a cuento porque el Puebla ha tenido épocas maravillosas que hace mucho tiempo no se viven nuevamente.
Aquel equipo de La Franja en que jugaba Manolo Lapuente y dirigía Nacho Trelles -sí, son muchos años- o el del "Mortero" Aravena, Ruiz Esparza y Carlos Poblete.
Por diferentes motivos, el Puebla se politizó un día, y no ha podido salir de ahí.
Hoy es un equipo que lucha internamente para saber quién es su dueño y cuánto tiempo lo seguirá siendo. Un lugar en el que el técnico no se entendía con su presidente, sino con el hermano mayor de éste que a su vez preside otra franquicia en Tuxtla Gutiérrez.
Es el equipo de La Franja un caso surrealista en el que pueden pasar todas las cosas que facilitarían hacer un "reality" de televisión con todos los ingredientes del género: intriga, suspenso, cambio de situaciones radicales de un momento a otro e incertidumbre entre capítulo y capítulo.
Cada equipo tiene su historia, pero algo ayuda a que no nos fijemos tanto en ella: los resultados. Sin embargo, en el Puebla han dejado de existir de manera constante porque cada victoria es como un regalo de cumpleaños. Es menos frecuente que la llegada del amante al andén en que espera Penélope y al igual que en ella, eso produce situaciones de locura.
Rubén Omar Romano fue despachado después de un partido que no merecía perder, pero ante el que la contundencia de los números no puede más. Sin el combustible de los puntos no se pueden continuar las historias y ese fue el caso.
Que no se reforzó como debía, que de repente hay adeudos que desesperan, que hay mil explicaciones para entender la fragilidad del equipo, no se puede someter a la mínima discusión. Pero...
Romano, entre otras cosas, incluyó en su plantel a Cuauhtémoc Blanco con motivos anímicos, ornamentales y a ratos futbolísticos. Habrá de verse si el nuevo mentor sonríe con simpatía o con ironía ante tal hallazgo. Como de otros que encontrará a su llegada a la Angelópolis, donde no todo se compone con un cambio de entrenador.
Morelia vive también una situación incómoda: Comizzo, a quien seguro que no se le perdieron los conocimientos futboleros por extrañas razones, encontró lo que le dejaron de plantel a un equipo que merecía más atención y presupuesto que los actuales.
Da nostalgia saber que en ambos casos, la versión actual de Puebla y Morelia es la peor de muchos años.
Aunque cambien de entrenador tarde o temprano.
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