Se dejan venir en estampida las críticas para el León por volver con media docena de goles del Joan Gamper frente al Barcelona. Vamos a tratar de poner las cosas en su justa dimensión para intentar detectar el real nivel de fuerzas entre ambos, sin flagelarnos pero tampoco sin dejar de ser autocríticos y evitando la sobreprotección.
El actual campeón mexicano logró el título bajo el especialísimo sistema de competencia de nosotros, que suele acelerar las inercias de las dos o tres semanas finales del torneo regular, eso nadie lo discute, tampoco que en esas circunstancias haya sido el mejor, aunque el América le haya puesto contra las cuerdas en el primer partido.
Era normal perder contra el Barcelona en su casa y sus figuras, pero no de esa manera. Los catalanes entienden que las jerarquías obligan, sobre todo frente a su público, a presentar buenos modales aunque se trate de ensayos; el León venía dubitativo en el campeonato mexicano, exhibiendo incluso frente los débiles Pumas una serie de facilidades defensivas que el jueves pasado no capitalizó el equipo auriazul aún bajo el mando de José Luis Trejo.
No, no fue digna la actuación del campeón mexicano reducido a cenizas, pero tampoco es para castigarnos de más y empezar a menospreciar excesivamente el nivel de nuestro juego, clubes o Selección. Han hecho falta décadas para que los distintos equipos y selecciones de un país, ganen o pierden talla en el concierto internacional. Hace rato que México tiene un nivel de "participante respetable" en donde quiera que se pare, ya sean equipos o representativos nacionales, pero no se ha alcanzado el estatus de "considerado frecuente al título".
A nivel de clubes, las diferencias se han vuelto todavía más evidentes. No esperaba que el León fuera un minino frente al Barcelona, pero era prácticamente imposible pensar, sólo por la diferencia de calidad en lo individual, que pudiera ganar este juego de preparación.
Parece muy sencillo, pero es sumamente complicado resistir a la tentación del elogio desbordado y la crítica cruel en los escenarios de derrota y victoria. Tenemos esa propensión a menospreciar las victorias y exagerar las derrotas. Lo más curioso es que a la inversa ocurre lo mismo.
Sí, de acuerdo, no estamos para estos papelazos en vitrinas de esa importancia, pero el León es hoy en día, uno de los equipos más planeados de México. En este momento, es difícil suponer que alguien de nuestra Liga, hubiera podido ganar este partido. Pero es un hecho, que varios hubieran competido con mayor dignidad. Cada cosa en su lugar.
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