Señoras y señores, semana a semana nos pasamos peleando, discutiendo y polemizando por el nivel de la Liga MX.
Alabamos a unos equipos, criticamos a otros, elogiamos al goleador, hablamos maravillas del América, que va de líder y no ha perdido un encuentro. Llenamos de flores al León por su bicampeonato, ese mismo que es invitado a jugar el Trofeo Joan Gamper a un partido contra el Barcelona.
Un Barsa que tuvo que hacer contrataciones muy rápidas por la situación de que la FIFA lo tiene casi castigado y llegó a su casa el portero chileno Claudio Bravo, Jeremy Mathieu, Ivan Rakitic, Ter Stegen, quien será el portero titular, y Luis Suárez, quien no podrá jugar hasta octubre.
Lo hizo muy mal el equipo de Gustavo Matosas, quien conoce el futbol español porque jugó en el Málaga y en el Valladolid, y aquí es casi el dios del futbol mexicano. El León juega bien y compite bien, el problema es cuando la gente no mide bien una Liga y otra, el nivel y el desnivel.
Qué bueno que estaba Decio de María de invitado.
¿Quién le habrá pagado el viaje por estar ahí, para que se dé cuenta del trabajo que se hace en las Ligas europeas? No sólo en la española, que está muy por arriba de la de México, también le hubiera pasado lo mismo al León jugando con un equipo de la Liga Premier o con la Juventus, campeón de Italia, hasta con el campeón de Francia, el París SG, con cualquiera se hubiera llevado de cinco goles para arriba.
El Barcelona metió más porque para Luis Enrique es un partido de preparación y quería ver a sus jugadores, y la gente quería ver debutar a Luis Suárez, el uruguayo que será pareja de Lionel Messi en el ataque y está, lamentablemente, castigado, aunque el TAS ya le ha rebajado una parte de la sanción.
La diferencia es tan abismal como la distancia que hay de León a Barcelona. El Barsa demostró que es un gran equipo de futbol y lo seguirá siendo; el León demostró que es un equipo del futbol mexicano, duele, sí, mortifica a muchos también.
Es la verdad, la diferencia está en la cancha y los jugadores con la calidad y ritmo, no de físico, sino en la forma de jugar, pararse, dirigir y de hacer los goles. Esos equipos salen a ganar de todas todas.
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