Jugando con el enemigo En 1982, cuando el resto del mundo se preparaba para el Mundial de España, José Leónidas Ardiles se alistaba para una batalla de verdad.
El sábado 1 de mayo de ese año, el piloto de la Real Fuerza Argentina despegó a las 15:54 horas en su avión de combate, un Dagger C-433; el plan era ir acompañado del capitán Carlos Rohde, pero éste sufrió fallas en su aeronave y tuvo que regresar.
Ardiles decidió entonces ir solo a una misión casi suicida: defender Las Malvinas.
Alrededor de las 16:30, se topó con dos cazas Sea Harrier; el argentino disparó un misil, pero uno de los enemigos lo evadió maniobrando y arrojando "chaff", esos trozos metálicos que se lanzan al aire para confundir al proyectil.
A las 16:41, el segundo avión inglés se colocó 3 millas atrás de Ardiles y le disparó un AIM 9L, misil de corto alcance guiado por rayos infrarrojos, que dio en el blanco.
No se vio que Ardiles se eyectara, y después hallarían restos del Dagger en la isla Livel, muy distante de la zona de combate. Su cuerpo nunca fue encontrado.
José Leónidas tenía 27 años y era primo hermano de Osvaldo Ardiles, quien en ese momento era el máximo ídolo del Tottenham, sí, en la Liga inglesa.
EL ATAQUE DEL 'PITÓN' A pesar del histórico y mutuo odio, el futbol argentino y el inglés han estado ligados desde su inicio.
"Fueron los ingleses quienes le dieron el futbol a Argentina", narra Neil Clack en su libro "Animals!", "unos marineros fueron los primeros en colocar porterías y comenzar a patear un objeto redondo en el puerto de Buenos Aires, en los 1860s".
Osvaldo César Ardiles (3 de agosto de 1952, Córdoba) no parecía futbolista, era como un adolescente en una liga de adultos: Complexión delgada y estatura por debajo del promedio, lo que compensaba con una visión de campo prodigiosa. Uno de los cracks más inteligentes de todos los tiempos.
"Mi posición era difícil de describir: una mitad de mí creaba, la otra defendía. Un mediocampista neto que rara vez pisaba las áreas. Mi misión era liberar al 10 para que creara sin presiones", explica.
Le apodaban "El Pitón", porque decían se movía sigilosamente como serpiente, pero era mortal.
Tras el título en el Mundial de Argentina 78, el volante fue vendido al Tottenham en 750 mil libras junto a Julio Ricardo Villa, un mediocampista de más vocación ofensiva. Recién habían reabierto fronteras a los futbolistas extranjeros en Inglaterra.
"El futbol inglés era un dinosaurio que se había quedado en la prehistoria", dijo Ardiles en entrevista a El País en el 2011. "El medio campo era una zona de tránsito aéreo y nos pasamos el primer año viendo volar el balón. A partir de ahí cambiaron muchas cosas: nos fue bien y comenzaron a llegar extranjeros".
Osvaldo se convirtió en uno de los consentidos de la afición de los Spurs, a los cuales llevó al título de la Copa FA en 1981 y 1982, aunque no pudo jugar la Final de esta última por estar concentrado con su Selección rumbo al Mundial.
De todos modos no lo hubieran dejado, como le ocurrió a Villa, por el error político que habría sido que la Reina les entregara una medalla en Wembley en plena guerra por las Falklands.
LECCIÓN DE FUTBOL El 2 de abril, Argentina ordenó el desembarco militar en Las Malvinas y oficialmente comenzó la guerra.
"Mi mundo se derrumbó. Mi país natal, en guerra con mi país de adopción. Yo llevaba cuatro años en el Tottenham. Básicamente, no podía abrir la boca. Para algunos medios de Argentina era un traidor; para otros, en Reino Unido, un espía. Fue una guerra absurda y horrible", afirma Osvaldo.
La afición de los Spurs respaldaba a su jugador por encima del conflicto: "Argentina, quédate con las Falklands. Nosotros nos quedamos con Ardiles", decía una manta en el estadio.
El 8 de abril de 1982, en pleno conflicto, el Tottenham recibía a Leicester, cuyos aficionados comenzaron a increpar a Ardiles, cada vez que tocaba el balón, gritándole "¡England, England!".
Conforme pasó el tiempo y Osvaldo se apoderó de la media cancha, en White Hart Lane ocurrió lo impensable y una de las anécdotas más esperanzadoras en la historia del futbol.
"Después de 15 ó 20 minutos, empecé a escuchar que esos gritos (de "England") se fundían con otros de los hinchas de mi equipo. Cuando fui a lanzar una falta, toda la hinchada del Tottenham estaba replicando a los del City, y gritaban '¡Argentina, Argentina!'. Jamás olvidaré lo que pasó aquella tarde en ese estadio. Mientras argentinos e ingleses se mataban, los hinchas del Tottenham nos dieron una lección a todos".
NO HAY IMPARCIALES Desafortunadamente la guerra de Las Malvinas empeoró, y Osvaldo ya no pudo permanecer imparcial, y mucho menos después de la pérdida de su primo.
"Lo que está pasando es horrible, pero soy argentino y apoyo a Argentina, que es mi pueblo. Vivo en Inglaterra y mi familia también, pero sólo puedo decir que Las Malvinas son argentinas", declaró el futbolista, lo que provocó ser amablemente corrido del club.
Recaló en el PSG, pero volvió en 1983 a los Spurs una vez terminado el conflicto, y fue recibido con el entusiasmo de un hijo pródigo; al año siguiente los guiaría al título de la Copa de la UEFA, siendo el Más Valioso de la Final.
En 1987 salió del Tottenham y anduvo por varios equipos hasta su retiro en 1991.
Pero Las Malvinas parecían perseguirlo: En 1983, en la cancha del Southampton, era fastidiado por la afición y el portero local John "Budgie" Burridge se burló de él.
En esas vueltas que da la vida, una década después se volverían a reencontrar en el Newcastle, pero ahora Osvaldo era el DT.
El arquero asegura en su biografía "Budgie: The Autobiography of John Burridge" que el técnico lo dejó con la mano extendida cuando quiso saludarlo y luego lo echó del club.
En entrevista con el portal CanchaLlena, Ardiles lo negó: "Es una completa fabricación, una linda historia para poner en el libro, pero no es cierta. Cuando llegué a Newcastle, él estaba al final de su carrera. Lo evalué en entrenamientos y en un partido decidí que no era el arquero apropiado".
Osvaldo, como DT, nunca tuvo el éxito del tamaño que alcanzó como jugador, incluso, con un olvidable paso por Las Chivas.
En enero de este 2014, Ardiles sufrió un serio accidente en Las Malvinas, cuando filmaba un documental para ESPN; él mismo manejaba el auto que se volcó con seis personas más, incluido Villa, su compañero en los Spurs. Milagrosamente, nadie perdió la vida.
"El Mundial de futbol es como una guerra mundial pero sin muertos", asegura el filósofo español Fernando Savater; en el caso de la familia Ardiles, vivió lo mejor y lo peor de ambos mundos.
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