Dicen que las distancias en el futbol se han acortado... probablemente, pero no entre todos ni a la misma velocidad.
Ha iniciado la séptima edición de la nueva Liga de Campeones de Concacaf, esta vez con cinco equipos debutantes, entre ellos los tres caribeños.
Resulta interesante (aunque la mayoría lo calificaría de aburrido) observar detenidamente encuentros de lo que se supone es futbol de alto rendimiento, entre equipos que se han clasificado por ser los mejores de su país o su región y para disputar un lugar en el codiciado Mundial de Clubes.
Analicemos un solo partido de la Ronda de Grupos: Tauro F.C. de Panamá vs Waterhouse de Jamaica, en el Estadio Rommel Fernández de la capital panameña. Los "Toros del Pedregal" se clasificaron por ser campeones en la Liga de su país, el "Firehouse" lo hizo tras ganar su grupo en la Copa de Campeones del Caribe.
Ante no más de dos mil aficionados (lo que es normal en un partido local), el equipo de casa desperdició 22 de las 23 llegadas o disparos que tuvo ante la portería rival, con un solo gol anotado; mientras que los jamaicanos, quienes abrieron el marcador con un excelente cobro de tiro libre al minuto 2, tuvieron oportunidad de anotar al menos cuatro goles y se conformaron con dos. Lo anterior, debido a la terrible falta de fundamentos y trabajo defensivo de ambos equipos, con directores técnicos incapaces de ajustar a lo largo de todo el partido. Waterhouse en su debut internacional, ganó 2-1 a Tauro.
Llama la atención ver, en una competencia de confederación, jugadores que evitan a toda costa pegarle al balón con la pierna inhábil, arqueros que toman el balón y despejan a cualquier lugar, o quienes aun sin presión, despejan a la tribuna en lugar de pasar a un compañero. Faltas innecesarias a jugadores de espalda a la portería, tarjetas amarillas (y hasta segunda amarilla) por faltas bruscas o lejanas de zona de peligro, precipitaciones constantes al recibir el balón y decisiones equivocadas de manera reiterada. Todo esto bajo un ritmo de partido semi lento e impreciso.
Panamá es, sin duda, el país que más ha avanzado en los últimos 15 años dentro de Concacaf, pero esto únicamente a nivel Selección. El éxito de los panameños ha sido la exportación de futbolistas, sin importar el destino. La afición canalera se identifica, no con sus equipos locales, sino con su representativo nacional, que se ha convertido en todo un fenómeno. A principios de este 2014, este pequeño país exportaba más de 40 jugadores.
No, Concacaf no es la peor zona futbolística del mundo, pero al observar encuentros como estos que se dan en la Primera Fase de la Liga de Campeones, a uno le queda claro que si las distancias se han acortado entre algunos que marcan la vanguardia, existen otros que, en la retaguardia, permanecen en el mismo sitio y, por lo tanto, retroceden.
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