Varias conclusiones pueden rescatarse como aprendizaje del tan llevado y traído "Caso Pulido" que tanto espacio ha ocupado últimamente en las notas futboleras: 1. Una y otra vez aflora el simplista maniqueísmo y vuelve a manifestarse la pasmosa proclividad del periodismo futbolero para verlo todo blanco o todo negro, sin entender que la verdad suele estar enmedio, en alguno de los innumerables tonos de gris.
2. Más o menos puede comprenderse que pierda el sentido de la realidad un futbolista tan joven que además fue seleccionado y encumbrado antes de tiempo.
3. Además de esa más o menos comprensible desubicación, evidentemente el jugador está siendo muy mal asesorado, como suele sucederle a la mayoría de los que apenas empiezan.
4. Ambas partes, jugador y club, han mostrado una alarmante incapacidad para negociar, para conciliar intereses y evitar que uno y otro sigan saliendo perjudicados.
5. Ventajoso, inmoral aunque sea legal, resulta cualquier contrato en el que al futbolista se le considera muy barato para cobrar pero carísimo para ser cedido o traspasado a otro equipo.
6. Más allá de lo legal o lo reglamentario, debería prevalecer lo justo.
7. El acendrado malinchismo de nuestro balompié sigue inhibiendo el cabal desarrollo y crecimiento de los futbolistas mexicanos.
8. En nuestro futbol siguen siendo los dirigentes, muchas veces amparados en su deleznable "pacto de cuatreros", quienes llevan las de ganar cuando se enfrentan a los futbolistas.
Algunas conclusiones como éstas podrían rescatarse del trillado, gastado, restregado y nada pulido caso de este jugador que ya no quiere ser de los Tigres.
Y ustedes, queridas lectoras y estimados lectores... ¿qué enseñanzas rescatan y qué tan gastado o pulido ven este caso?
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