Costa Rica llegó donde nunca antes en un Mundial. La admiración que causaron los ticos por su juego colectivo fue unánime. Y, aunque fueron luego eliminados por penales por los holandeses en Cuartos, permanecieron invictos en el tiempo reglamentario.
Durante esos cinco partidos destacaron dos estrellas: el portero Keylor Navas, que atajó casi todo, y su entrenador colombiano Jorge Luis Pinto.
Sin embargo, pese a tocar el cielo parece que en el vestidor tico lo que se vivía era un infierno.
Al anunciar el jueves su salida, Pinto dijo textualmente que estuvo "durmiendo con el enemigo" durante un año y medio, pues desde el mismo cuerpo técnico "alguien" había pedido su cabeza desde la Eliminatoria de Concacaf. De su quinteta de colaboradores costarricenses los focos se centraron en el ex jugador Paulo Wanchope, quien negó ser la manzana podrida. "Él se va con toda la plata que le dimos, hace la conferencia, tira balazos a todos lados, agarra el avión y se va y nos deja, me deja, el problema", atacó el ahora (¿casualidad?) entrenador interino.
El colombiano dijo que para renovar quería elegir a sus ayudantes, "de la confianza de uno". Pero, la federación tica en voz de su presidente, Eduardo Li (apodado popularmente "el Chino"), dijo que "no podía permitir que se desplazara a los profesionales del país".
Pinto, que ha sacado campeones a equipos de Perú, Venezuela, Colombia y Costa Rica, es hermano de la senadora colombiana Yolanda Pinto de Gaviria, a quien las FARC le secuestraron y mataron a su esposo, un ex gobernador de Antioquía, en 2002, y se transformó en un símbolo de la lucha antisecuestros en su país.
El fuerte carácter del "José Mouriño latinoamericano", como lo bautizó el periódico inglés The Guardian, le ha valido el mote de "el Explosivo". "Con mucha facilidad trataba mal a otras personas. Eso es muy feo, los muchachos estaban incómodos", atizó después Wanchope.
Como entrenador del Alajuelense tico, allá por 2002, Pinto había implantado una mesa especial para los jugadores pasados de peso. Cuando anunció su salida hizo énfasis en su forma de trabajar, de su "lado oscuro" que lo quiere controlar todo, y que eso no siempre cae bien a los futbolistas. "En Brasil tenía que mandarlos a dormir porque eran las 10 y no se podía estar hasta la medianoche. Y, algunos no lo entendían", detalló.
Aunque esta era la tercera vez que dejaba a la Selección tica en 10 años, lo inesperado de este alejamiento hizo que los dirigentes tuvieran que apelar a argumentos nacionalistas y llamaron "traidor" a Pinto por revelar el volcán que yacía debajo del éxito mundialista. Mientras, los aficionados en las redes y en los medios hacían ver su desencanto, porque una vez más había que empezar de cero.
¿Le suena?
homero.fernandez@reforma.com @MUNDODEPELOTA |