Mañana termina el Mundial y pareciera que todo vuelve a la normalidad.
Se acabaron las excusas para las ausencias laborales y familiares, las fiestas que arrancaban a las 11 de la mañana, las comidas que terminaban en cenas y la máxima expresión de futbol.
¿Qué nos deja de verdad este Mundial?
Tenía muchas dudas sobre la capacidad que podía tener en lo social y en lo económico un pueblo como el brasileño en este momento. Me quedó muy claro, no era ni el momento histórico y mucho menos el momento social para realizar este evento.
Esperaba que mi selección no fuera sólo revelación, quería que fuera "la Selección" y no lo fue.
Quería ver una estrella nueva y la encontré en James Rodríguez.
Quería ver un gol histórico y todavía lo sigo esperando.
Quería ver una selección que diera la pauta a seguir en los próximos cuatro años y quizá lo más cercano sea Alemania.
Quería encontrar al gran goleador y no sólo lo encontré con el alemán Klose, no sólo es el histórico ahora, tiene para serlo por muchos años más.
Quería ver brillar a Messi y a Cristiano y me estoy quedando con las ganas.
Así puedo pasarme un buen rato contándoles, pero creo que por desgracia, lo que marcará la historia del Mundial sera lo siguiente: Primera vez que se utiliza la tecnología -con dudas y propuestas de los puristas- se dio más o menos, ya que ahora corren evidencias contrarias a las de los organizadores.
Primera vez que los árbitros utilizan la marca de espuma.
El surgimiento casi estelar de los equipos de CONCACAF.
La pésima actuación de las confederaciones de África y Asia. La debacle de España. El crecimiento de Bélgica y Colombia.
Pero nada superará la masacre de Alemania contra Brasil.
Todos siguen preocupados de lo que le espera a un Gobierno que prometió tanto, gastó muchísimo dinero y se fue de la competencia burlado, maltratado y sobre todo, humillado. Eso no se olvida.
Lo que preocupa más, es que todavía les faltan por organizar los Juegos Olímpicos. Qué miedo, qué preocupación y qué abuso al pueblo.
Los que fueron a Brasil podrán contar muchas anécdotas, pero los comentarios en general fueron de desaprobación a la organización, al transporte, al precio excesivo de las cosas y el pésimo alojamiento.
Este ha sido un Mundial muy esperado alrededor del mundo, por ser Brasil, lo que representa dentro del futbol y lo que ofrece al mundo turísticamente hablando.
Para mí, quedó a deber: no vi gran fútbol, no vi nada nuevo en lo táctico, no me deja nada que quiera presumirle a mis hijos en la posteridad.
Seguramente todo hubiera cambiado si llegara el quinto partido, o el sexto, o el campeonato del mundo. Les aseguro que lo veré pronto, no tengo dudas.
Mientras tanto, intentaré no odiar a Robben los próximos cuatro años. No repetirme día con día "no era penal", y por supuesto esperar a cantar el "Cielito Lindo" lo más pronto posible.
Por cierto, voy Argentina mañana.
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