Holanda es siempre un equipo competitivo, lleno de dinamismo y brillantes individualidades. Está cerca, pero es "el ya mérito" internacional por excelencia.
Tres veces finalista derrotado no le bastaron para evitar ayer esa terapia intensiva de los penales de la que suele salir casi siempre con vida el equipo argentino.
Holanda nunca se expuso ni arriesgo para intentar ganar antes del paredón. Grave error de supervivencia frente al equipo que mejor suele utilizar sus provisiones juegue quien juegue y no mira nunca el reloj: Argentina.
Messi sigue de sonámbulo y se instala en el gran partido del domingo gracias a sus compañeros y no al revés, como debería ser. Argentina no podía hacerse el guapo en la concesión de metros con Robben a tope, por eso nunca perdió el orden y puso todo su empeño en alargar el trámite hasta los penales.
Seguro que Van Gaal no iba exponerse a perder el aura de genio y mandar otra vez a Krul para los penales; los argentinos no se iban a impresionar.
Holanda debió intentar algo más congruente con su esencia que pretende competir con Argentina para ganar en una de las especialidades pamperas por tradición: los penales.
Alemania enfrenta por tercera ocasión a Argentina en el juego por el título con saldo de un triunfo por bando. Alemania es favorita por plenitud futbolística colectiva e individual, pero si vuelve Di María y aparece la mitad del Messi promedio, Argentina tiene para evitar que se mancille la hegemonía americana cuando se es local.
Homenaje para Di Stéfano, tardío pero justo, y un partido jugado con pavor al error por ambos. Y entre la naturaleza futbolística de ambos, Holanda se apartó de su ADN y bailó el tango hasta la madrugada, pese a que Sabella sabía que eran más aptos para salir victoriosos en ese ritmo.
Argentina sabe jugar para ganar, con Menotti, Sabella o Bilardo, las formas son distintas, y tácticamente el futbolista argentino se adapta para ser igualmente efectivo que bajo el método alemán.
Messi ha sido llamado a escena el domingo para quitarse el estigma maradoniano. El rival y lugar son los mejores, y más difíciles, para coronar para siempre al Rey Leo I. ¿Podrá con la escalera al cielo sin depender de Dí María? El domingo Messi podría proclamarse dueño del futbol contemporáneo para la eternidad. Veremos.
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