Patrick Battiston lo miraba desde la banca. En la meta contraria el alemán Harald Schumacher iba a cada pelota con fuerza desmedida. A los ojos del francés parecía un loco. Se lo comentó a sus compañeros suplentes. Siete minutos después de que le tocó entrar en esa Semifinal de España 82, lo pudo comprobar.
Llegó al área alemana luego de conectar la pelota y se encontró con el cuerpo del golero que salía con todo. Resultado del choque: el galo con pérdida de conocimiento y dos dientes menos. Exámenes posteriores hallaron tres costillas rotas y daños cervicales. El árbitro holandés Charles Corver ¡ni siquiera cobró la falta!
Cuentan las crónicas que cuando le dijeron a Schumacher que el francés había perdido los dientes comentó con ironía: "No se preocupen yo pagaré los nuevos". Se fueron al alargue y el partido lo ganó por penales la entonces Alemania Federal.
La llamada "Tragedia de Sevilla", según dicen los franceses, le sirvió para inspirarse y ganar la Eurocopa dos años después con Battiston incluido.
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