Ante la brutal sacudida que sufrió de última hora el equipo mexicano en Brasil, no queda de otra que documentar las causas y proyectar escenarios futuros.
El hecho de obtener mucho más de este equipo en el Mundial en relación a lo esperado por la trompicada Eliminatoria, no puede hacernos olvidar que de no haber perdido tanto tiempo, quizá hubiéramos tenido a un grupo de jugadores más preparados para impedir la dolorosa voltereta que nos aplicaron los holandeses.
La suma de todas las cosas nos dieron un resultado adverso traumático. Podemos hablar de los cambios y nada le puede quitar a Miguel Herrera su prestigio. También podemos revolver las vísceras de coraje por el penal, pero permitieron a Robben llegar hasta ese peligroso lugar, y tras muchas repeticiones televisivas y la grotesca sobre actuación del holandés, hay discusión sobre si hay o no contacto.
También podemos debatir sobre si nos echaron para atrás los holandeses o reculamos voluntariamente. Al final, estaban como nunca alineadas todas las variables para hacer historia. De pronto Holanda empujó como un desesperado y no encontramos la salida de emergencia.
Faltó calma, ese salto de calidad técnica y mental para meter el partido en otro tenor. Lo del domingo es la peor pesadilla de ese intento fallido por alcanzar los Cuartos de Final fuera de México.
No queda de otra: perfeccionar los métodos de enseñanza y competir frecuentemente, para tener futbolistas mejor dotados. Hay un par de opciones en el primer tiempo. Gio y Herrera sacaron dos tiros flojos cuándo había todas las opciones para convertirlos en gol.
Faltó fuerza y dirección. Sneijder no falló cuándo encontró la pelota de frente. Esta Selección defendió al más alto nivel el prestigio del futbol en México, luchó con admirable gallardía. Nos emocionaron con lapsos grandes de futbol notablemente superior contra varios de sus rivales.
No hay de otra: trabajo y disciplina. Necesitamos encontrar esa pequeña porción de calidad en el diseño y ejecución, para dejar de ser participantes y obtener el grado de pretendientes por el campeonato.
Nos sacaron el partido por la acumulación de detalles, no por culpa de los imponderables, sino por no controlar la táctica, habilidades y estabilidad anímica para solventar los últimos minutos sin pánico ni ansiedad. Hay que aprender y procesar porque el día llegará.
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