El ciclo mundialista del futbol mexicano en los últimos cuatro años está marcado por la bipolaridad.
La etapa previa a Brasil 2014, con el Hexagonal incluido, fue una cadena de errores directivos de la cúpula que encabezan Justino Compeán y Héctor González Iñárritu como titulares de la FMF y de la Comisión de Selecciones, respectivamente.
Ese aciago ciclo concluyó con el récord mundial de colocar cuatro entrenadores en tan sólo 42 días (José Manuel de la Torre, Víctor Manuel Vucetich, Luis Fernando Tena y Miguel Herrera).
Finalmente Herrera tomó al equipo para el Repechaje contra Nueva Zelanda, logró una calificación cómoda y ahora está en el Mundial, según sus palabras, "para hacer historia".
El último semestre de este cuatrienio demuestra que también en México se pueden hacer las cosas con orden, correctas, para esperar un mejor resultado.
Miguel Herrera, junto con Ricardo Peláez y González Iñárrtitu han tomado decisiones que han permitido al aficionado vivir este momento de ilusión. Ejemplos: en el tiempo del "Chepo", Rafael Márquez estuvo borrado y hoy es capitán; en la portería, Moisés Muñoz, un hombre cercano a Herrera, perdió en la cancha la batalla contra Jesús Corona, Guillermo Ochoa y Alfredo Talavera; y la última decisión fue poner como titular a Ochoa en lugar de Corona.
Herrera y su equipo de trabajo tomaron decisiones profesionales, sin sentimentalismo, frías y buscando el bien común.
Las expresiones del grupo de jugadores sobre sus metas, así como el buen ambiente que reina en las concentraciones, hablan de la armonía que han conseguido los responsables del equipo (Herrera-Peláez-Iñárritu).
Esta Selección está ante el gran desafío de cambiar su historia. El crítico Rafael García dijo hace muchos años que "México es el eterno adolescente del futbol mundial".
Herrera asegura que este equipo no tiene techo ni está fijándose sólo en el quinto partido. Los jugadores que representaron a México en Londres 2012 también lucharon contra la historia y consiguieron lo que nadie soñó en su noche más placentera: la medalla de oro, ganándole la Final a Brasil, en Wembley.
El poeta Octavio Paz decía que a los mexicanos "más que el brillo de la victoria nos conmueve la entereza ante la adversidad" porque "desde niños nos enseñan a sufrir con dignidad las derrotas, concepción que no carece de grandeza".
Paz escribió en El Laberinto de la Soledad que "nuestra historia está llena de frases y episodios que revelan la indiferencia de nuestros héroes ante el dolor o el peligro".
Esta Selección escribirá su propia historia en Brasil. Al final veremos si le siguió conmoviendo "la entereza ante la adversidad", o si por fin el futbol mexicano captura "el brillo de la victoria".
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