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Diego Milán | 25-06-2014
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A excepción de unos cuantos locos extremistas que arremetieron con todo contra la gente que tenían alrededor, yo diría que, en su mayoría, los croatas supieron asimilar muy bien la derrota del lunes.

Al menos lo que yo presencié (que fueron muchos) se retiraron en paz, sin hacer mayor problema e incluso tuvieron la paciencia de tomarse algunas fotos con los aficionados rivales.

Sin embargo, cuando llegamos al hotel, un cuate nos contó que unos enardecidos croatas lo golpearon en el estadio y que su amigo hasta terminó en el hospital. Qué lástima que estas cosas sucedan.

El Pique se quedó en el estadio, andarlo cargando ahora que estaré visitando varias ciudades lo convierte no sólo en incómodo sino en terriblemente impráctico.

Rescaté un par de botargas pero mis futuros acompañantes no tienen la intención de ponérselas, así es que me encuentro en una encrucijada de si ya dejarlas aquí en Bahía o tratar de convencerlos.

La celebración la terminé a las 2:00 horas. Eliminamos cualquier rastro remanente de tequila que pudiera haber sobrado de los muchos litros que mis compañeros de viaje trajeron. Una vez que no había ni una gota más me fui al cuarto a arreglar mis cosas y me terminé acostando casi a las 3:00 horas.

Terrible decisión considerando que en un par de horas me tuve que levantar para bañarme y tomar un taxi de Porto de Galinhas al aeropuerto de Recife.

Llegando al aeropuerto tuve que pagar para el embalaje de las botargas y una vez en la sala de espera me topé con la desagradable sorpresa de que no había nada de desayunar. A ver si el 11 de julio le avisan a los brasileños que están teniendo la Copa del Mundo en sus tierras. Afortunadamente tenía mucho tiempo por delante y me salí de las salas de espera a comer en el food court del aeropuerto un rico omelette con brócoli y cebolla. Ya me hacía falta algo así, sencillito y sin grasa o empanizar.

Estaré aquí en Bahía dos días más pero hoy sí decidí salir aquí, ya que es el mayor día feriado de Brasil. Se celebra el día de São João (San Juan) y según pude averiguar hay shows y música por lo que sí voy a aprovechar.

Lo que sí me advirtió el taxista que me llevó hoy a comer es que evite irme con la mochila y cualquier indicación de que soy turista pues me pueden robar.

Lo otro que aprendí hoy es lo mucho que están molestos algunos grupos en Brasil por el gasto estratosférico que se llevó a cabo para la construcción de estadios y plazas donde ni siquiera hay arraigo por el futbol, como Manaos o Brasilia, y con inmuebles que superaron (en el caso de Brasilia) el billón de reales.

 
 
@hungaro_camara
 
 
 
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