La Selección Mexicana redondeó con la mejor de sus actuaciones una brillante participación en la Primera Fase de esta Copa del Mundo 2014.
Ante el representativo de Croacia, los sorprendentes tricolores de Miguel Herrera fueron capaces de jugar como no lo habían hecho, para así alcanzar con inusitada autoridad un primer objetivo que antes parecía casi casi inalcanzable.
Increíblemente, un equipo que hace tres meses "no jugaba a nada" jugó este lunes al más alto nivel que se puede alcanzar en México.
El sustancial crecimiento de las individualidades al servicio del trabajo de conjunto, y la inusitada eficiencia colectiva como campo propicio para el pleno florecimiento de esas individualidades.
Desde el 2002, cuando después de una magnífica Primera Fase terminó con aquel decepcionante desempeño ante la escuadra estadounidense, una Selección Mexicana no contemplaba tan cerca el tan mentado "quinto partido".
Si tanto en el 2006 como en el 2010 derrotar al representativo de Argentina parecía una empresa imposible, ahora vencer al de Holanda no se ve tan improbable, sobre todo si el equipo mexicano es capaz de mantener esa alentadora tendencia ascendente en su funcionamiento: después de un primer partido muy bien jugado, cada juego mejor que el anterior.
Con la enorme confianza adquirida, con esa confianza que en el futbol sólo se fortalece y alimenta ganando y jugando bien, este ejemplar equipo de Miguel Herrera parece determinado a conseguir lo que otros no pudieron.
Porque por sexta ocasión consecutiva logró un conjunto mexicano llegar al cuarto partido, pero hace 12 años que no veía tan cerca el quinto.
Si ante los poderosos holandeses juegan como lo han hecho, estos convencidos y convincentes tricolores ampliarán las probabilidades de ver cristalizado lo que antes parecía un sueño guajiro.
Y entonces sí... a seguir soñando.
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