No puedo dejar de lado las manifestaciones sociales en Brasil.
Todos los días nos llegan noticias oficiales y extra oficiales al respecto. La inconformidad social no es un tema de sobremesa ligero. Un país con una población inmensa, con diferencias sociales tan marcadas y con mucha necesidad de expresión, ven en el campeonato de futbol el perfecto escenario para alzar la voz.
Habrá oportunistas, sin duda, pero las realidades de un pueblo son imposibles de tapar con un balón. La historia del futbol está relacionada absolutamente con la sociedad, siempre es un reflejo y espejo de las realidades de un pueblo.
El deporte se ha convertido en un índice de bienestar de las naciones; a mayor desarrollo social, mayor será el desarrollo deportivo. El futbol es un deporte muy raro, no es exponencial su crecimiento con las realidades económicas de sus jugadores y sus países de origen.
Lo que sí implica una relación estrecha entre calidad y crecimiento es el dinero invertido. Hay muchos países que apuestan a estos eventos masivos y dan un listado interminable de beneficios que generan dichos eventos, las realidades sociales son otras.
Más turismo, mayores y mejores instalaciones deportivas, infraestructura carretera, vialidades, pero sobre todo, una exposición mediática del Gobierno en turno.
Durante muchos días, el tema Brasil es obligatorio, sólo se habla de eso, no hay más. La importancia de un resultado positivo para un Gobierno en turno es primordial y absolutamente necesario.
Toda la división de inconformidad social podrá quedar en el olvido o en la cajita de los malos recuerdos, pero si los resultados deportivos no acompañan a la dirigencia, entonces sí, todos a temblar.
Recuerde usted lo que hubiera pasado si en aquel Mundial de Argentina la selección local no calificaba y a la postre fuera campeón del mundo; catástrofe social. El "polémico" resultado contra Perú dio la pauta a cientos de teorías de conspiración y manipulación de los resultados dentro de la FIFA.
Por favor, no nos cerremos a la euforia de la pasión, es efímera y transitoria. Las realidades deportivas de una selección de futbol pasan más por lo económico que por lo bien trabajado en educación integral.
Bueno, basta de mala sangre, México juega en Brasil y arranca contra Camerún, eso es realidad. Vamos pues a ver lo que se puede hacer con nuestras virtudes grupales y olvidar todo lo que tenga que ver con extracancha.
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