Afortunadamente, en esta ocasión México no perdió a un jugador por lesión, pero si perdió el partido, la confianza y la cabeza de Herrera.
El martes pasado, Bosnia fue un adversario que colocó sobre la mesa de juego las dificultades que muy probablemente México vivirá en el tercero y seguramente decisivo partido, frente a Croacia, que definirá su futuro en la Copa del Mundo, y ni el equipo y tampoco el técnico Miguel Herrera demostraron estar adecuadamente preparados mental y futbolísticamente.
Hoy volverán a la cancha para enfrentar a Portugal con las dudas y la desconfianza que dejó una derrota en que muy poco o nada se pudo rescatar, salvo que no hubo lesionados.
Herrera se veía tenso, mostraba más preocupación por el resultado y por mantener su racha invicta que ordenar y hacer entender a su equipo qué es lo que pretende que hagan sus pupilos.
Se quejó del árbitro, del adversario, de la alineación de Bosnia previa al encuentro, que no era la misma que habían informado, del cuarto oficial. Creo que le molestaba hasta su propia sombra.
El señor Herrera tiene que cambiar el chip, ya que estará en un Mundial y los berrinches salen sobrando.
Hoy, frente a Portugal y sin Cristiano Ronaldo, es una muy buena oportunidad para recuperar algo de confianza después de haber perdido a Luis Montes y de haber jugado un pésimo partido contra Bosnia.
UN SEGUNDO AIRE El miércoles se llevó a cabo el Draft de la Liga MX y estoy feliz, y no por lo que vendieron, prestaron o compraron Tigres y Rayados, sino por saber que los directivos del futbol mexicano dejarán de decir mentiras y ocultar verdades, más bien dirán otras, pero con menos frecuencia.
De lo destacado en este mercado de piernas está la venta de Lucas Lobos por cerca de 5 millones de dólares. Finalmente la directiva felina nos da motivos para aplaudirles.
Lo compraron por 3.5 millones, su grande aportación futbolística fue fundamental en la conquista del título, se vistió de Tigres durante seis años y fue vendido por un precio poco común en el mercado mexicano para un jugador de 32 años.
Si bien estoy de seguro que muchos aficionados sentirán su partida, debemos reconocer que la directiva felina hizo lo correcto, el negocio fue bueno para Tigres, para el Toluca que necesitaba un armador por la salida de Sinha y para Lobos que tendrá la oportunidad de dar un borrón y cuenta nueva.
Nuevo aire, nueva vida y motivación, un último estirón que podrían devolverle a Lobos la calidad futbolística que sabemos que tiene para darle a su carrera y a la liga mexicana unos dos años más de su gran talento.
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