El problema no es perder un partido. Es parte del futbol. El problema es jugar cada 72 horas, con viajes de México a Dallas, de Dallas a Chicago, de Chicago a Boston y de Nueva York a Brasil. A los minutos jugados sin el descanso adecuado se le suman las horas de vuelo, las esperas en aeropuertos, las madrugadas o desveladas para acudir al siguiente destino.
Perder un juego no es el problema. El problema es que la Federación Mexicana de Futbol y su Comisión de Selecciones Nacionales hayan programado una gira tan mal, con juegos cada tercer día, de aquí para allá, aprovechándose de la generosidad del llamado "mercado de la nostalgia". Eso significa que siguen anteponiendo los intereses económicos sobre los deportivos. Los millones de dólares que se ganaron no compensan la pérdida de un jugador como Luis Montes, que era una pieza clave en el andamiaje del equipo tricolor.
Perder un partido no es el problema. El problema es que antes del Mundial ya hubo dos bajas (Medina y Montes), hay un lesionado que preocupa (Rafa Márquez) y fueron golpeados tres que podían ser titulares, como Héctor Moreno, Miguel Layún y Giovani dos Santos, quienes fueron víctimas de la impetuosidad con la que jugaron los bosnios.
El problema no es que Miguel Herrera haya perdido su condición de invicto con la Selección Mexicana. El problema es que pierda la cabeza. Hablar de "marranadas" de los bosnios por el simple hecho de modificar una lista de titulares en un partido amistoso, no sólo es una falta de respeto, sino también una demostración de que el capitán del barco no está sereno. Y todos se pueden volver locos en este momento de presión, menos el DT.
El problema no es perder un partido. El problema es que a esta mal diseñada gira le falta todavía el juego contra Portugal. Ninguna Selección en el mundo ha programado cuatro juegos en 12 días. El problema es la locura de planeación.
Hay que meter la cabeza al hielo. Miguel Herrera y sus jefes directos saben que el entrenador ha sido sometido a tantas peticiones de entrevista, que hoy tenemos "Piojo" hasta en la sopa. Aparece diario, en cualquier horario, en todos los canales, en periódicos, en revistas, en páginas de internet, en la novela de las 10 de la noche y hasta en casos de la vida real. La sobreexposición de su imagen ya se volvió también un problema. Cierto que Herrera ha demostrado tablas para manejarse en medio de la celebridad, pero en este negocio hasta el más plantado suele desubicarse.
Hoy, a ocho días de arrancar la Copa del Mundo, Miguel Herrera todavía no tiene un equipo titular. Seguirán los experimentos contra Portugal. Y después, con el rosario en la mano, millones de mexicanos empezaremos a rezar por la suerte de México en Brasil...
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