Las distracciones para la Selección Mexicana han terminado, la seriedad y dedicación total comienzan con este partido en Arlington ante Ecuador. Hasta hoy, toda decisión técnica fue parte de las pruebas, a partir de hoy debe ser parte de las soluciones.
Atrás deben quedar las promesas, los pronósticos y los ofrecimientos y/o solicitudes demagógicos, que incluyen una ilusoria reciprocidad entre Brasil y México para ganar la Copa del Mundo en territorio del otro.
México no está para regalar más tiempo del que desperdició durante meses a riesgo de ser simple observador de esta Copa del Mundo. Hoy Ecuador no solamente será mucho más que Israel, este rival que dirige el colombiano Reinaldo Rueda, cuenta con una estabilidad, estilo y formación que Miguel Herrera no ha podido establecer en su equipo.
Durante estos siete días, que incluyen tres partidos contra rivales mundialistas, deberá tomar decisiones definitivas en condiciones engañosas. Veamos: por un lado la entrega de cada jugador designado para alinear debe ser total, pero por otro lado nadie quiere arriesgarse a una lesión que ponga fin a su ilusión de participar en la Copa del Mundo. La pregunta obligada es: ¿Qué tan confiables resultan estos necesarios partidos, ante rivales de jerarquía y a pocos días del debut mundialista?
A partir de hoy Miguel Herrera cuenta con sus 23 elegidos para utilizar en esta gira por Estados Unidos, a partir de hoy las pruebas son exámenes finales y definitivos, a partir de hoy nuestro análisis de cada uno de estos encuentros debe servir para sacar conclusiones claras y orientadas hacia expectativas concretas.
Ojo, las resultados que se obtengan ante Ecuador, Bosnia Herzegovina y Portugal no deben ser nuestro parámetro de medición, aunque sí el funcionamiento particular: "Maza" Rodríguez fue superado en el mano a mano ante Israel; Isaac Brizuela se vuelve indefenso al jugar lejos de la banda y Andrés Guardado puede resultar de mucha utilidad, si por alguna emergencia se le requiere como volante de contención mixto. Esas pueden ser conclusiones de utilidad, observadas en la despedida de México el pasado miércoles.
Juan Villoro escribe en "Balón Dividido" que: "el técnico del Tri debe ser un vendedor de ilusiones, un gestor de la esperanza... no es fácil ejercer el cargo de estratega futbolístico y motivador de la autoestima nacional". Bien, pues a partir de hoy y tras las festividades que despidieron a la Selección Mexicana, las ilusiones y la esperanza solamente serán sustentadas mediante los resultados ante Camerún, Brasil y Croacia. El problema es que nuestra afición tiene una enorme capacidad para generar desilusión y esperanza.
Por todo lo anterior, llegó el momento de entender que las distracciones terminaron, para dar paso a la dedicación y la seriedad total.
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