En el libro "Cómo volver locos a tus competidores", Guy Kawasaki explica: "El exceso de análisis es enemigo de la acción".
Los dirigentes del Monterrey primero nos presentaron a Carlos Barra y José Treviño como directivos; cinco minutos después, los proclamaron de manera interina como entrenador y auxiliar; 70 días más delante, los reintegraron a sus funciones originales y, hace un par de días, nos avisaron que gracias al exhaustivo análisis de los posibles candidatos para dirigir al primer equipo, encontraron en la capacidad de Carlos Barra al profesional indicado para cumplir con la premisa de la institución.
¿Que Barra puede triunfar? Sí. Y más en una Liga donde de antemano no se necesita ni el 50 por ciento de los puntos para campeonar.
Pero en medio del trance de frustradas contrataciones en el que está inmerso el Monterrey, si las últimas caras en llegar a este club tienen apellidos como De Jesús, Cruz, Morelo, Ramos, Arce y Ramírez, ante la óptica de su afición, que esperaba un técnico extranjero como mencionaron los mismos directivos, la poco rimbombante nominación de Carlos Barra, lejos de mejorar la reputación de los que deciden, significativamente la deterioró más.
De una vez por todas hay que entender que el aficionado Rayado ya no es aquel sumiso creyente que se alimentaba de fe, cuando desde hace rato se manifiesta como un exigente consumidor de calidad. En otras palabras, ni ustedes son la Virgen de Guadalupe, ni ellos sus devotos peregrinos.
Philip Kotler, catedrático de marketing internacional en Northwestern University, lo define de la siguiente manera: "Ya no basta con satisfacer a los clientes; ahora hay que dejarlos encantados".
Y mientras esperamos a que el Monterrey nos sorprenda gratamente con una o dos contrataciones, con el respeto que me merecen León y Pachuca, destaquemos el campeonato del Atlético de Madrid.
Simeone dejó claro que el sistema está por encima de un jugador individual. Su Atlético de Madrid devolvió el futbol a la condición de barrio.
Con apenas 13 jugadores como base, el equipo colchonero se lleva su décima Liga con las siguientes estadísticas: marcó 77 goles (Barsa 100 y Real Madrid 104). Recibió 26 goles (Barsa 33 y Real Madrid 38). Promedió 13.26 remates y permitió 9.5. Tuvo el balón el 51 por ciento en casa y 46 por ciento de visita. 35 goles los marcó con pie derecho, 21 con el izquierdo y 18 con la cabeza.
Pero si acá el León no se hubiera coronado, su dueño igual estaría feliz. ¿No cree usted?
PD: Los directivos son seres peculiares: en privado, ellos se regocijan hablando cosas horribles de sus equipos, pero se ofenden cuando los periodistas las decimos. Sobre todo, si las decimos mejor que ellos.
Lo escrito, escrito está.
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