"Unidos contra el Cáncer" se llamó el evento en el que participé en Durango. Ex jugadores y técnicos se reunieron por una buena causa, ayudar a un amigo del gremio, Daniel Corral, quien quedó desamparado luego de su retiro.
El cáncer, su partido más difícil y doloroso. Aquí los aplausos son por días y sólo un día más de vida; los reconocimientos, por la capacidad de sobrellevar los malestares de las terapias; los proyectos, muy cortos, y tu único promotor, tu esfuerzo.
Desde hace años platicamos de la necesidad de pensar en el futuro del deportista y de la familia del futbol. No hay, no existe, no se imagina una instancia que procure el bienestar futuro de nadie en nuestro futbol.
Aquí sí, "muerto el perro, se acabó la rabia". No todos los jugadores tienen la oportunidad de jugar 10 años y cobrar buenos sueldos, uno que les permita vivir el resto de sus vidas con esos ingresos.
La realidad es otra en la mayoría de los jugadores de Primera División, de Segunda, Tercera y Ascenso. Cuando se acaba su carrera, se acaba su vida. A nadie le interesa lo que le pase o deje de pasar con un jugador en el retiro.
Miles de historias de terror conozco de ex jugadores que terminan sus vidas en la pobreza, en el vicio o -en el mejor de los casos-, en el olvido. Los "amigos" en tu carrera profesional se alejan de tal forma en el retiro que pareciera que nunca los hubieras conocido.
Tus grandes "conocidos" y "socios" se van más rápido que un tiempo extra con el marcador en contra. No crean que soy ingenuo, simplemente no soy inmune a estas situaciones. Sigo creyendo que la mayoría en la familia del futbol no son, ni cerca, lo que la gente cree de ellos.
Los dueños se encargan de publicitar y engrandecer las historias de triunfos y popularidad, llevando al futbolista a un nivel de conveniencia comercial que hasta en las familias más renombradas es aceptado que uno de sus miembros sea "pambolero".
Lo que viví me dejó un gran sabor de boca. Visité el Centro de Cáncer Infantil, en Durango. Qué cosa, qué dolor y qué alegría. Pensaba, imprudentemente, que la salud estaba por descontado en la familia que no sufre estas situaciones.
Pero también vi que dentro de la tragedia, un sólo gesto de buena voluntad de algunos ex futbolistas puede cambiar el ánimo de mucha gente. Cuando uno piensa que una banda de gordos y viejos ex jugadores aún puede llenar espacios de alegría a la población común y corriente, procuro imaginar lo que puede lograr una figura en activo y su responsabilidad social.
La valía de un futbolista está devaluada y hasta boicoteada por el mismo gremio y otras tantas por aquellos que de forma perene mantienen el control de sus vidas, profesional y económicamente hablando.
Les prometo que tras el partido de Vuelta les compartiré mis conceptos sobre la Final de futbol de esta temporada, es una deuda; hoy sólo quería dejarles esta reflexión de algo que retome en mi vida: el futbol es mucho más que pegarle a un balón y un jugador vale mucho más que lo que produce en dinero para los dueños del negocio.
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