Si tuviera que limitar tu trayectoria en una acción, sería la siguiente: acabas de anotar el gol más maravilloso que un arquero puede imaginar, en el momento más preciso que el destino puede ofrecer; pero contrario a celebrar, corres hacia tu portería... porque no ha sido suficiente para ti.
Moy... tú lo sabes, no tengo que decírtelo, aunque quizá sí recordártelo: este oficio está lleno de altibajos, de sorpresas, de alegrías y tristezas... de soledades. Tu carrera no necesita un Mundial para ser enorme.
La lista no te favoreció otra vez. Miguel Herrera no es injusto, quizá tampoco justo, es simplemente un tipo de una sola pieza fiel a su instinto y leal a sus convicciones, quien seguramente desea tenerte en su plantel y hacerte mundialista.
Es muy probable que Brasil haya sido la última oportunidad para estar en una Copa del Mundo, pero tu extraordinaria carrera no será demeritada por no ser "mundialista". No lo necesita para ser gigantesca.
Tienes el honor, el orgullo, el privilegio de sentir lo que una inmensa mayoría de seres humanos no han logrado ni lograrán experimentar: la plenitud. Sí, porque una vez que tu envidiable carrera como arquero llegue a su fin, buscarás por años una actividad que te haga sentir lo mismo que la portería, y te darás cuenta que tendrías que volver a nacer y volver a ser arquero, para volver a sentir esa misma plenitud que hoy tienes: la plenitud que te da el ser portero al máximo nivel, no el ser mundialista.
No solamente has sido campeón y seleccionado nacional, sino que desde hace más de 10 años, en cada equipo y en cada torneo, has estado ahí, casi siempre en la alineación titular. Por si fuera poco, has experimentado como nadie el placer de tocar el cielo con el más dramático gol que superó la ficción, tras haber tocado a la muerte con el escalofriante drama que representa sentir en riesgo a la familia por un descuido personal.
Eres un arquero que dignifica la profesión, que la cuida, la valora y la vuelve envidiable ¿Tienes la menor idea cuantos niños quieren ser porteros desde que anotaste aquel gol en la Final? Yo tampoco, pero esa simple inquietud es una influencia suficientemente fuerte para generar en ellos disciplina y hábitos que tú y yo sabemos, les hará gente de bien.
Y es que al final de cuentas Moy, la clave se encuentra en la actitud ante los acontecimientos más allá de cada suceso. Reaccionaste como la persona íntegra que eres ante tu ausencia de la lista... y por aquella acción posterior al gol de la final que millones observamos, tu calidad y ejemplos no necesitan de un mundial para estar entre los inolvidables.
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