El Guadalajara vive su momento más crítico de los últimos 40 años.
Si en un buscador se colocan las palabras "Chivas" y "descenso", las únicas referencias son de los últimos tres torneos.
Ni en la gris etapa de los 70 en que el Guadalajara navegaba con tremenda mediocridad de la media tabla hacia abajo, se vio amenazado tan seriamente por el descenso como ahora.
Pero a ello hay que sumarle un nuevo cambio de técnico, un plantel endeble y mal armado, una afición que quiere creer sin que le den argumentos para hacerlo y un dueño que tras el camino recorrido, parece tampoco creer en nadie por mucho tiempo. En Chivas, la fe es temporal e intercambiable.
Ricardo La Volpe ha de tener derecho de réplica. Es necesario saber su versión porque los motivos de su cese no afectan su prestigio como técnico; cuatro partidos no cambian su trayectoria. Pero si dañan su prestigio como persona; como ser humano.
El corto mensaje dicho por Jorge Vergara, lo explosivo del cese en el momento de planear la próxima temporada y lo que sucedió, sin el detalle que sería mejor no conocer, requieren de una explicación pública del técnico dado que público se hizo el motivo.
Existen principios y creencias que no pueden ser traicionados. Sin conceder que eso haya sucedido pero dudando de que no haya sido cierto, Chivas reacciona de manera fulminante al suceso, a la versión interna: hay cosas que van mas allá de una temporada comprometida, de los planes. Hay situaciones que interrumpen todo lo demás. Que exigen una decisión determinante sin importar las consecuencias.
Chivas, más que buscar un perfil, necesita revisar los candidatos disponibles para suplir a La Volpe. No hay tiempo aunque falte aparentemente tanto para que inicie el nuevo torneo. El primero de dos que arrojarán un equipo descendido.
Si en el chiverío la paciencia no ha sido una virtud, con la presión de la pelea que se avecina las cosas pueden ser peores. Vergara nunca ha vivido algo así. Tampoco la gente que lo rodea. La que tiene que tomar decisiones o por lo menos a hacer sentir su opinión para tomarlas.
En la dirección técnica ya probó con propios, extraños y holandeses. Por su directiva ha pasado todo un catálogo de biotipos, convenientes e inconvenientes.
Chivas tiene que apostar por algo. No puede ser por el concepto que ya desarmó y que le llevó a ser protagonista. Ese ya no está y no se rehace en tres meses.
El Guadalajara ayer apostó por los valores fundamentales. Es un buen principio. Tal vez, el inicio de la esperada resurrección.
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