Llegamos a la última jornada del torneo regular y lo inevitable sucedió: hoy los Tigres se lamentan y su técnico busca en el pasado el apoyo que respalde lo que dejaron de hacer en el presente.
Mientras, del otro lado de la Ciudad, el Monterrey respira con desesperación las últimas partículas de oxígeno que hay en este aire cargado de incertidumbre.
Con todo y el bondadoso torneo regular que ha permitido que la mediocridad tuviera una larga vida para muchos, los Tigres no fueron capaces de evitar el tremendo fracaso de no lograr lo mínimo indispensable para estar en la Liguilla.
Algunos engañosos chispazos de claridad futbolística no fueron suficientes para ocultar su forma tan mezquina y a la vez terca de jugar al futbol, y al final, como normalmente sucede, prevaleció la forma sobre los resultados y quedó comprobado que ésta no era la indicada.
Este tremendo fracaso en la Liga hace que la conquista del titulo de campeón en la Copa se vea más disminuida, ya que queda aclarado y evidenciado que el camino de Tigres para llegar a este logro estuvo totalmente despejado, no existió exigencia, no hubo rivales, los malos equipos a quienes se enfrentaron jugaban con reservas. No nos hagamos de la vista gorda, no nos engañemos, la actual realidad de los felinos es lo que vimos en la Liga y no en la Copa.
El discurso de "Tuca" ya perdió profundidad y convencimiento, y si la directiva decide mantenerlo en el banquillo será necesario cambiar a muchos jugadores.
Si la decisión es traer a un nuevo técnico, con un discurso diferente, nuevas ideas y, sobre todo, más flexible con su sistema de juego, la necesidad de reforzarse yo la consideraría menor.
Sobre la mesa están las cartas: los malos resultados de los últimos dos torneos y un paupérrimo nivel futbolístico. También sobre la mesa estará la decisión sobre el futuro felino en donde sólo una cosa es segura: les urgen cambios. A como está la cosa, no pueden seguir así, y espero que la directiva no sea tan terca como ha sido su técnico.
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS Por otro lado, los Rayados, que transitan por la misma carretera rumbo al fracaso, se agarraron más fuerte a la nobleza del torneo y a su calendario, al contar con rivales más débiles en sus últimos encuentros.
Creo que es justo reconocer que en los últimos juegos se ha visto la mano de Carlos Barra y Pepe Treviño, quienes convirtieron a un Monterrey sin criterio y sin idea en un equipo con un objetivo claro en la cancha: ser ofensivo, aunque eso le cueste sufrir más de lo normal en su zona defensiva.
A como andan las cosas, eso es un riesgo necesario.
La última y nos vamos, pero ¿a la Liguilla o a casa?
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