Entre la mafia y el futbol
"Si no tienes el ego suficiente, especialmente en los deportes, difícilmente llegarás lejos". Esta frase resume el modus vivendi de Chinaglia, considerado uno de los más grandes jugadores de la Lazio.
El egocéntrico, colorido y desenfadado atacante suplió la falta de talento natural con pundonor y entrega en cada juego, que lo llevaron a destacar en el balompié de dos continentes.
GOLES 'CON EL RIÑÓN'
Giorgio nació en Carrara, provincia de Toscana, en 1947. Con sólo 8 años, se trasladó a Cardiff, a donde su padre llegó a buscar empleo en la industria acerera.
Un triplete a los 13 años con un equipo colegial le valió un contrato con el Swansea Town; era la Tercera División, pero Chinaglia no tardaría en alcanzar los reflectores.
Debutó en 1965 y sólo un año después fue liberado por el club, más por su actitud lejos de la cancha -el juego y las mujeres- que por su falta de capacidad.
Así, regresó a Italia, donde completó el servicio militar. Esa férrea disciplina mejoró su nivel de juego, pero imposibilitado para jugar en la Serie A por haber jugado profesionalmente fuera del País de la Bota, se unió al Massese y luego al Internapoli, en la Serie C.
A punta de goles -hizo 26 en 66 partidos-, se abrió camino en el calcio y la Lazio le dio una oportunidad. No la desaprovechó.
Anotó 98 veces en 209 apariciones y se convirtió en el favorito de los fans, quienes lo apodaban "Long John" por su parecido con John Charles, un delantero galés que militó para la Juventus.
En 1974, le dio a la Lazio su primer título de Liga, lo que no entusiasmó demasiado ni a sus compañeros ni a su entrenador, Tomasso Maestrelli. ¿El motivo? Giorgio se había vuelto insoportable.
POR SUS PISTOLAS
En la temporada del Scudetto anotó 24 goles, incluido el del triunfo -y del título- contra el Foggia. La imponente figura de Chinaglia había despertado envidias en el vestidor, sobre todo en el defensa Gigi Martini.
"Se odiaban entre sí. Había dos clanes: uno encabezado por Chinaglia y otro por Martini", narra El País en una memoria sobre el futbolista.
El mote de "El Pistolero de la Lazio" no fue casual.
"En aquel equipo, casi todos los jugadores tenían pistolas, practicaban actividades tan alejadas del futbol como el paracaidismo y simpatizaban con el fascismo", describe el rotativo.
Disparar a las lámparas en la vía pública era parte de la diversión de los jugadores y simular un asalto en una joyería le costó la vida al mediocampista Luciano Re Cecconi.
A Chinaglia, su carácter no le impidió ser llamado a la Selección de Italia, con la que marcó 4 tantos en 14 partidos oficiales, incluidos dos en Alemania 74; no obstante, una fuerte discusión con el DT, Valcareggi Ferruccio, le costó no volver a vestir la azzurra.
'PELÉ JUGÓ CONMIGO'
El orgullo, y no tanto los dólares, lo llevaron a Nueva York, donde jugó en la North American Soccer League (NASL) para el Cosmos; sí, el mismo equipo que tenía a Pelé como estrella.
"No (jugué con él). Pelé jugó conmigo", respondió una vez, seguro de estar a la altura no sólo de "O Rei", sino del alemán Franz Beckenbauer, también parte del cuadro neoyorquino.
"Yo soy Chinaglia. Si disparo de cualquier sitio, es porque Chinaglia puede anotar desde allí", dijo en otra ocasión, cuestionado por su marcado individualismo y poca colaboración con el brasileño.
Pese a ello, fue campeón goleador de la Liga en 4 ocasiones, ganó el premio al Jugador Más Valioso en 1981 y es el máximo anotador en la historia de la desaparecida liga, con 262 goles.
Tal fue su adaptación al "American Way of Life" que en 1979 tramitó su naturalización estadounidense, aconsejado por su esposa Connie.
Sin embargo, en 1983 se le abrió la posibilidad de ser presidente de la Lazio y, para su mala fortuna, la tomó.
Durante su gestión, el club perdió 9 puntos por corrupción y descendió a la Serie B; él fue suspendido 8 meses por amenazar a un árbitro.
Lo peor estaba por venir. Fue investigado por su posible vinculación con la organización criminal de la Camorra y el lavado de 24 millones de euros en su intento por comprar al club, en el 2006.
Con una orden de captura, se embarcó de vuelta a EU, donde vivió sus últimos años, hasta que falleció por un infarto en el 2012.
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