La Fórmula Uno regresa a China después de mostrarnos que esta nueva fórmula, aunque sin un sonido agradable de carreras, nos puede dar exitosas carreras como la que vimos en Sakhir. El circuito de Shanghai, de los que yo he conocido, definitivamente es el mejor en términos de infraestructura y diseño, construido sin importar el costo, y es un orgullo para la F1 que los chinos levantaran esta increíble casa de la velocidad.
Pero como circuito, hablando en idioma F1, no representa ningún reto. No tiene fuertes frenadas, no presenta ondulaciones, los lavaderos no tienen ningún problema y la mayoría de las curvas son muy largas, sobre todo la uno; así que es una pista sin ningún carácter especial, y sólo cuando hay mucho viento puede influir en el set up del auto.
Dicho esto, Shanghai es una ciudad espectacular que al circo de la F1 le encanta visitar. Cada año nos preguntamos si será la última carrera porque las tribunas se ven muy vacías y los promotores pierden dinero, pero el Gobierno chino parece que paga las deudas porque el Gran Premio sigue firme.
Sin ninguna sorpresa, Red Bull perdió la apelación ante la FIA por la descalificación de Daniel Ricciardo en Australia por rebasar el límite de flujo de combustible de 100kg/h. La verdad es que Red Bull no tenía ninguna defensa válida y creo que más por obligación ante sus patrocinadores tuvieron que apelar. Ahora saben de primera mano que nadie le gana una apelación a la FIA, algo que yo recuerde sólo lo ha hecho Ferrari en una ocasión.
Tampoco nos sorprendió que en Ferrari comiencen a caer las cabezas, siendo la primera víctima Stefano Domenicali, jefe de equipo que trabajó en la Scuderia por 23 años, que con trabajo y dedicación llegó al puesto más alto. Los problemas en Ferrari no sólo dependieron de él, sino del cuerpo técnico que se hizo bolas con el desarollo del auto.
Stefano es una grandísima persona, y es una pena que lo sustituyan con un joven Italiano sin experiencia que viene de Ferrari Norteamérica, Marco Mattiacci. Una muestra de la enorme presión que hay en el Imperio Rojo, tan grande como en el futbol.
Seguiremos con los dedos cruzados para que el nivel que Sergio Pérez alcanzó en Bahréin continúe por el resto del año; su dedicación y desempeño en Sakhir fueron admirables y esperamos que siga esta racha.
Asimismo, deseamos que el choque de Esteban Gutiérrez en Bahréin quede sólo en un susto y regrese en China lleno de confianza para luchar con las pocas herramientas que por ahora tiene Sauber.
jo.ramirez@reforma.com |
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