Cuando ha concluido la primera fase clasificatoria (15 jornadas) de la Liga de Ascenso y recapitulamos las designaciones arbitrales con las que solventaron el torneo, desde enero a la fecha; nos hemos quedado sorprendidos que cuatro de los 18 silbantes "usados" recibieron entre 17 y 20 designaciones, en las que están incluidas actuaciones de cuartos oficiales tanto en Liga como en Copa, así como jueces centrales en ambos torneos, los cuales tienen varias aristas, como el proceder de los mentores arbitrales, y si no veamos:
 
Pareciera que encontraron un yacimiento o bien una mina, pues son cuatro diamantes en bruto y que pudiéramos estar en el umbral de verlos actuar en el próximo torneo de la Máxima División. Ojalá y no suceda como son los casos de un Víctor Luis Guerra, Erick Yair Miranda, Roberto Ríos Jácome, Antony Zanjuampa e inclusive Miguel Ángel Ayala, que al subir a la Liga MX sólo llegan a silbar uno o dos partidos, máximo.

Ahora bien, de ninguna manera estamos en contra de que reciban ese número de designaciones porque a la distancia no se ve que se ponga en práctica aquel "nepotismo" de hace 18 años, cuando un empleado de la Comisión tenía a su hijo en la plantilla arbitral y no le fallaba semana a semana su designación.

Asimismo, esperamos que estos silbantes que han recibido ese exagerado número de designaciones no sea porque están viviendo "el sueño chilango" al dejar su lugar de origen, pues los han aglutinado en el Distrito Federal y que los señores León Vicente Barajas, con 36 años y 20 designaciones; Eduardo Galván, con 34 y 18; Ángel Monrroy, con 34 y 17, y Fernando Hernández Gómez, con 31 y 17, les ha sonreído la suerte o les ha dado resultado el estar en la Capital.

Inclusive, ahora para la Liguilla de Ascenso los responsables del arbitraje no son congruentes, ya que convocaron a Mario Alcántar y Jonathan Hernández, ambos con sólo tres partidos en el torneo cuando hay otros con más y los ignoraron ¿De qué se trata? ¿Es de cuates o de estado de ánimo?