La Jornada 15 arrancó con una sufrida victoria del Querétaro, que sigue en la pelea por la clasificación, sobre un Atlas que insiste en mantener en suspenso el muy probable descenso del Atlante, que hoy juega el primero de los tres partidos en que está obligado a ganar para mantener uno de los pocos atractivos que este Clausura 2014 nos ha ofrecido, la lucha por no descender.

Mientras el descenso no se define del todo, a falta de sólo tres jornadas, muchos sueñan con lograr estar en la fiesta grande, aunque jugando un futbol chiquito.

Aquí en el Estadio Universitario, el campeón de la Copa MX y decimocuarto en tabla general se enfrentó al semifinalista de la Concachampions y séptimo de la Liga MX, y lo que debió haber sido una tranquila victoria con sabor a esperanza de clasificación terminó por ser un costoso castigo.

Por momentos quedaba claro que las posiciones en la tabla no reflejaban para nada lo que se veía en la cancha.

Tijuana, sin Pellerano, su mejor jugador, carecía de creatividad en la media cancha, su ofensiva se mostraba chata y sus posibilidades de regresar a casa con un buen resultado eran prácticamente nulas.

Los Tigres se vieron más poderosos que los Xolos durante todo el partido, ya que controlaron la zona de medio campo, tuvieron más la posesión de la pelota, su defensiva prácticamente no fue exigida y se mostraban como candidatos indiscutibles de quedarse con la victoria.

No digo con eso que Tigres dio un gran y convincente partido. Es muy distinto ser superior a un rival que no ofreció nada a jugar uno partidazo. En medio de un futbol con muchas carencias de calidad, los felinos se vieron menos mal, así lo entiendo.

Siento que hasta que cayó el gol del empate, los Tigres sólo habían hecho lo mínimo indispensable para quedarse con la victoria, teniendo en sus manos la posibilidad de ganar, gustar y, si pisara al acelerador a fondo, podrían hasta golear a Xolos.

Entre los que fallaron en el intento de sumar tres importantes puntos como local están Burbano, Lucas Lobos y "Matute" García, quien se mostró inseguro en las pelotas aéreas y se cansó de pedir que le anotaran, hasta que Richard Ruiz le cumplió el deseo, al minuto 84, y por supuesto al "Tuca" Ferretti por su poca ambición.

Señores, no es la primera vez que el futbol le enseña al "Tuca" que un gol es nada cuando puedes meter cuatro y que la oportunidad de tener un jugador de más debe ser aprovechada con goles y no con posesión de pelota.

Como dice Alejandro Rodríguez: "todavía habrá "Tuca" por un buen rato", entonces podemos creer que antes de irse el futbol lo convencerá.

 
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@krek9