Batalla campal Los Xoloitzcuintles de Tijuana se aventaron un auténtico pleito de perros contra Cruz Azul que pudo acabar en la Delegación.
Cuentan que mientras el árbitro Paul Delgadillo estaba enfocado en mostrarle la roja a Jesús Corona tras el silbatazo en la Semifinal de la Concacaf Liga Campeones, en otro frente el médico cruzazulino Alfonso Jiménez pegó un sprint como raras veces se ha visto y, pese a que cuentan que su intención era calmar los ánimos, terminó conectando al técnico rival, el venezolano César Farías, quien presumió las huellas de la batalla minutos después.
Esos detalles pasaron desapercibidos para el Comisario de la Concacaf, pero no el violento puntapié que Hernán Pellerano le soltó al galeno, y por la espalda, por lo cual dicha autoridad se acercó a la gente de Cruz Azul para decirle que podían reportar la agresión que él mismo había atestiguado y, tras charlar con la Policía, podrían llevarse detenido al argentino.
Dicen que los altos mandos de La Máquina prefirieron recurrir a la máxima que reza "lo que pasa en la cancha, se queda en la cancha", y no hacer la polémica más grande.
Mientras, en medio de la bronca, Farías desconocía a propios y extraños, y hasta a Luis Amaranto Perea le tocó un empujón, pese a que conoce de tiempo atrás al colombiano. Al final, el zaguero fue quien tras la gresca acompañó al técnico a los vestidores.
Otra víctima de la furia de Farías fue Mariano Pavone, quien también buscaba calmarlo y se terminó llevando una cachetada.
Ama los autos Como todo gran aficionado a los carros, Javier Cortés no se podía quedar con las ganas de tener en su poder un automóvil clásico, aunque para ello tenga que pagar a terceros un viaje a Guadalajara.
Desde el sábado pasado por los rumbos de Ciudad Universitaria al mediocampista de Pumas se le ve conducir un Camaro antiguo color negro, el cual es tan nuevo que todavía tiene los asientos forrados de plástico.
Pero antes de que pudiera tener una belleza de ese tipo entre las manos, el volante de los auriazules tuvo que mandar la semana pasada a un conocido de confianza hasta la Perla Tapatía (eso sí, en avión), para que recogiera la unidad y se regresara ya por carretera con la nueva adquisición, pues por cuestiones de trabajo el "7" felino no podía ir en persona.
Ahora, como niño con juguete nuevo, Javier no tardó en presumir su bólido, el cual esperemos sea fuente de inspiración para la hora de los partidos del equipo, pues si somos quisquillosos en ese sentido el auriazul ha quedado a deber en su rendimiento individual.
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