Hoy se jugará la Final de un Torneo de Copa que para muchos aficionados sigue pasando prácticamente inadvertido.
En su cancha del Estadio Universitario, los Tigres recibirán a los Alebrijes de Oaxaca para definir en 90 minutos (o un poco más si fuera necesario) quién se queda con un título que a los primeros les serviría mucho, pero a los segundos los vestiría bastante más.
Después de observar la conclusión de los Cuartos de Final de la Champions League, o de las Semifinales de la "Concachampions", o la participación de los equipos mexicanos en la Libertadores, será indispensable "cambiar el chip" para disfrutar de esta Final Copera.
Por el estadio en el que se juega, esta Final será por mucho la de mejor ambiente desde que fue revivido el Torneo de Copa, la del mejor escenario posible para cerrar una competencia que sigue sin prender como debería.
Para que prenda en el gusto de los aficionados, para que se convierta en un torneo de mayor prestigio, evidentemente son necesarias dos cosas: Primero, cambiarle el formato y limitarse desde el arranque a duelos de eliminación directa en partidos de ida y vuelta, para así reducir la cantidad de juegos, pero elevar el atractivo en cada uno.
Y segundo, convencer a los equipos de Primera División de encarar esta competencia con sus mejores cuadros posibles, y no tomarla como simple entrenamiento, como mera obligación o como laboratorio para experimentar lo que en la Liga no quieren.
Por lo pronto, la previsiblemente inigualable fiesta futbolera que se vivirá esta noche en el Estadio Universitario parece propicia para dar el primer paso.
Si fiestas como ésta pueden verse muy de vez en cuando en nuestro futbol, que se aproveche para empezar a darle otra dimensión a un torneo que sigue sin alcanzarla.
Para vender mucho mejor esta Copa, primero darle su restauradita.
¿Sabrán cómo restaurarla quienes deben hacerlo?
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