Tomando en cuenta que el jugador mexicano es de rachas y que la consistencia no es su mayor virtud, creo que Miguel Herrera debería entregar pases de abordar a Brasil lo más tarde posible.
Unos cuantos se sostuvieron en el tiempo. De los que rescataron la Eliminatoria, hay muy pocos con un nivel destacado en la actualidad. Se entiende que las características del jugador deban ser adaptables al diseño táctico del técnico, pero también es muy recomendable aprovechar a los que cerrarán de mejor forma el campeonato para aprovechar inercias y tratar de hacer que encajen en la idea del entrenador.
¿Qué pasará con los jugadores que no entren a la Liguilla entre los incondicionales de Miguel, en cuánto a su ritmo de juego, y con aquellos borrados prematuramente que pudieran resultar campeones? No se trata de actuar en función de ocurrencias o inventar de última hora con nombres y posiciones extrañas. Pero no sobra aprender de sucesos del pasado para reducir a la mínima expresión la incertidumbre sobre el momento y potencial de los elegidos.
Miguel debe deslindarse lo más posible de los temas afectivos que lo impulsaron a la Selección. Me gustaría verlo visitando todos los campos de entrenamiento durante las próximas semanas para tomar datos personales y futbolísticos de potenciales candidatos no atendidos aún. Y ya como un lujo inédito, visitar a los ex técnicos nacionales mundialistas para recibir apuntes y consejos.
Para todo eso está el Miguel más maduro y humilde de los tiempos actuales. Nada sobra, todo falta cuando tenemos más dudas que certezas a días de Brasil 2014. Seguro que Ricardo Peláez tendrá otras ideas valiosas, pero es un hecho que falta echar mano de todos y todo para enfrentar un torneo que se vislumbra durísimo para México.
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