En el recuento de los daños hay más que un cuarteto de goles de parte del enemigo público número uno.
Estamos frente a una larga cadena de hechos desafortunados, producto de decisiones igualmente erráticas hace un buen tiempo. Lo fácil es despedazar a la directiva, jugadores y al mismo dueño. Los resultados hablan por sí mismos y la venidera posición lastimosa de Chivas en la tabla de cocientes para el próximo torneo.
Es más largo el camino para un diagnóstico serio, profundo y pausado, sobre el estado actual de las cosas en el glorioso Rebaño.
Está claro que Jorge Vergara sobredimensionó su capacidad como conocedor de futbol en el origen. Con el paso del tiempo, se ha dejado asesorar por numerosos y diversos criterios en la forma de administrar, invertir y definir un estilo para los tapatíos.
Hemos visto desfilar de todas las nacionalidades y perspectivas tácticas en la banca y oficina de Chivas. Y a casi todos se les ha corrido antes de tiempo por tres razones: rivalizaron con el dueño, no dieron resultados o no les dieron el tiempo necesario para que estos llegaran.
El futbolista que se produce en el "corral", tiene indiscutiblemente calidad, pero requiere de los tiempos naturales para madurar, para explotar y desarrollarse; siempre de la mano de futbolistas con mayor experiencia. Hoy Chivas, por esa ansiedad, por esa urgencia, esta precipitando al talento. Si a eso le agregamos que las contrataciones de los "experimentados" han resultado bastante menores en relación a lo esperado, lo que estamos viendo es lo lógico en un plantel corto y poco rodado.
La culpa no es de Real. Hace lo que puede con lo que tiene. El problema es mucho más complejo y requerirá de mucha calma en la toma de decisiones. No olvidemos que a Chivas se le venden muy caros los refuerzos. Lo peor que le podría ocurrir, no sólo a Chivas, sino al futbol mexicano es que Vergara se desespere y cambie la política nacionalista de toda la vida.
La manera tan indigna de caer ante el América, sin meter siquiera las manos, ha puesto en alerta roja a la afición chiva. Le corresponde a la directiva agregar la calma racional que ocupan las emergencias. De otra manera, vendrá algo más que el caos ya existente.
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