foto
Reformas a la Ley
Félix Fernández | 29-03-2014
en CANCHA
compartir por:
Históricamente en México nos hemos acostumbrado a que, una vez consumada la tragedia, se busca extemporáneamente la medida que debió ser preventiva... Es decir, en México la tradición ha sido tapar el pozo una vez ahogado el niño.

La Cámara de Diputados aprobó las reformas a la Ley de Cultura Física y Deporte con admirable rapidez, tras los incidentes en el Estadio Jalisco durante el Clásico Tapatío. Las sanciones parecen adecuadas para frenar a una pequeña minoría que pretende secuestrar uno de los atractivos más significativos que aún tiene nuestro futbol: la convivencia y la participación familiar.

El futbol es de protagonistas ganadores, de combatientes y de famosos; sólo que, a diferencia de los actores del juego, quienes por lo general han seguido la ruta larga, estos personaje buscan el protagonismo mediante la vía más rápida y más sencilla. Los entornos del futbol están llenos de gente que por regla general no consigue sobresalir en ninguna faceta importante de su vida, por lo tanto sus aspiraciones se enfocan a obtener reconocimiento y "éxito", aun a pesar de la intimidación y la ruptura de leyes. El desafío consiste en ser "el más cabrón", así sin más.

Si el aficionado convencional busca los domingos, a través de su equipo, el triunfo que le niega la vida durante la semana, el 'barrista' busca, a través del escándalo, la transgresión, la masa, el poder irrelevante y el apoyo disfrazado, el triunfo ficticio que cree obtener aunque sea cubierto de sangre, a golpes o hasta dentro de una patrulla.

Bill Buford narra en su crónica: "Entre los vándalos", su propia transformación de ser un ciudadano trabajador común y corriente, sin interés en el futbol, a convertirse en uno de los Hooligans: "Fue algo, lo entiendo ahora al reflexionar, no demasiado diferente del alcohol o del tabaco: asqueroso al principio, placentero a medida que te habitúas, una costumbre que no puedes dejar al cabo de un tiempo. Y quizás, a la postre, autodestructivo".

Normalmente estos jóvenes que se unen a las barras viven un enfrentamiento generacional con sus padres. Su atracción hacia llamar la atención les lleva, guiados por algunos con pasta de líderes, a agruparse y tratar de hacerse visibles. Quizá, en un inicio, no están viciados, pero la atracción e infiltración de gente nociva pronto es capaz de contagiar al resto.

En este caso vale un gran reconocimiento a quienes no dejaron pasar más tiempo y de inmediato se preocuparon en aprobar una reforma que, sin duda y si se ejerce al pie de la letra, ha salvado desde ya al primer muerto por violencia en un estadio mexicano.

 
@Felixatlante12
ffernandez@reforma.com
 
 
 
 
compartir por:
Estudió la Licenciatura en Pedagogía por la UNAM. Como futbolista participó desde 1986 y hasta el Torneo Verano 2002 con: Toros de Texcoco, Atlante, Atlético Celaya y Puebla. Integró la Selección Nacional desde Mayo de 1993 hasta 1996; mundialista en EU 1994. Se ha desarrollado como articulista del Periódico REFORMA desde 1996.
Resumen Noticioso
¿Quieres recibir en tu e-mail la columna editorial de Félix Fernández?
1 mes2 meses3 meses
Ultimas columnas
El compromiso del futbolista
22-03-2014
El uniforme de Campos 94
15-03-2014
Problemas y soluciones
07-03-2014
Oswaldo Sánchez
02-03-2014
El padecimiento de la pasión
22-02-2014
Racismo y discriminación
14-02-2014
Racing de Santander
08-02-2014
Tazón Latino VIII
01-02-2014
Soner Ertek
25-01-2014
Balón de Oro 2013
18-01-2014
Naturalizados
11-01-2014
¡Cerooooos!
04-01-2014
Otras columnas
Bonifacio Núñez Vega
Inconsistente
Roberto Gómez Junco
Sin barras
Rubén Romero
La clave de la velocidad
Homero Fernández
¿Otra cancha perdida?