Es y será importante ver la seguridad del aficionado y del deportista antes de pensar en espectáculo, si no, sería el Coliseo Romano.

Ya se legisló, ya se despidió a algunos funcionarios responsables y parece que se fija condena a los culpables directos.

Las cosas mal hechas siempre existirán, el problema es la impunidad.

Bueno, hablemos de futbol: América y Chivas no llegan en el mejor momento posible, hablo de ritmo y productividad. Dicen que eso es lo de menos en los Clásicos, pero habrá que tomarlo en cuenta en una valoración responsable.

No meten muchos goles, tampoco reciben tantos. Están cerca de la zona de calificación.

Uno viene de empatar el Clásico en su ciudad y el otro no sabe para dónde arrancar.

Buen plantel americanista, pero más preocupados por ser seleccionados.

Chivas, por su parte, más metido en chismes extra cancha y rodeado de un halo de desconfianza y preocupación en su afición.

La cancha es el mejor sinodal. Los del "Güero" cuentan con plantel completo y disponible. Guadalajara por fin puede tener a todo su grupo a disposición de su técnico. Tanto atrás, como adelante, hay posibilidades de modificar y cambios por necesidad o circunstancia.

La clave para Chivas es no ser el primero en recibir gol. Si es así, la cuesta es muy empinada y larga. En cambio, si anota primero, podría manejar a su antojo el contragolpe y el ritmo defensivo del encuentro.

La condición física sigue siendo un tema a tratar con seriedad en los de rayas. Pareciera un tema tabú e intocable. Mi opinión, sin ser obligada la razón, es que terminan muy mal físicamente y no cierran los partidos con calidad de marca y mucho menos con "punch" ofensivo.

Ya vi en mejor ritmo de cancha a algunos jugadores, pero termina siendo menor su productividad en las segundas mitades.

Quizá habrá cánticos o porras, o simplemente aparece una "Chiquitibum" y se nos encuera a medio partido. Es lo de menos, la afición encarnada del verdadero aficionado al futbol estará presente mañana.

Un Clásico se vive y se siente diferente: nunca olvidas lo que pasó, dónde estuviste y con quién; qué te pasó antes y qué sucedió después del resultado.

Dicen que es el partido que reúne a las dos clases sociales de nuestro país. Antes decían que las enfrentaba. Los ricos de la capital, contra los de provincia; los dueños de las televisoras, contra los propietarios del nacionalismo futbolero.

Póngale usted los motes que quiera, la verdad, sólo es un partido de futbol y qué más se puede pedir.

Imposible pensar en no barrerte en todas las que debas; de no meter y chocar; pelear con uñas y dientes cada balón, y no por ello jugar sin honor y pelear con valentía, sin trampas.

El aficionado premia el esfuerzo, el deseo, no sólo la calidad técnica, y pocos se acuerdan de lo que hace o deja de hacer un jugador en la cancha, si su equipo perdió.

El resultado, te marca más que plumón de aceite.
 
 
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