En dos casos se ven distintas posturas: hace unos días The Daily Telegraph publicó el presunto caso de corrupción de dos funcionarios de la FIFA para otorgar la candidatura del Mundial 2022 a Qatar.
Acusaron a Jack Warner de haber recibido 2 millones de dólares por empujar la candidatura. De inmediato, los organizadores, la FIFA y hasta Warner se deslindaron de las acusaciones.
Los cataríes declararon que la candidatura "respetó estrictamente las regulaciones de postulación de la FIFA en cumplimiento de su Código de Ética" y que no están al tanto "de ninguna denuncia sobre relaciones comerciales entre particulares", refiriéndose a un posible arreglo entre Warner y Mohamed Bin Hammam.
Warner declaró que no tenía "ningún interés en involucrarme en la insensatez que ahora se hace pasar como noticia".
Aunque la FIFA dijo que no tenía comentarios, envió al mundo un comunicado: "En principio, cualquier evidencia de potenciales irregularidades puede ser referida al órgano investigador del comité de ética independiente de la FIFA para su investigación".
Los dirigentes de la Liga MX estarán preguntándose, "¿qué tiene que ver este caso de corrupción con nuestra santísima Liga?". Una cosa, por ahora: la postura. En el caso de Qatar, hubo respuestas. Aquí, silencio.
En otros futboles se atienden pronto los brotes que alteren la estabilidad de sus afiliados. En este caso, es increíble que conforme se acumulan meses, la postura del avestruz (meter la cabeza en la tierra) es la única respuesta de la Liga MX.
Un equipo de Primera División (Querétaro) ha sido intervenido por la PGR y el SAE. Los integrantes de Gallos Blancos viven en medio de presiones familiares por no cobrar y los malos resultados podrían ser consecuencia de esta crisis; otros equipos han hecho público que tampoco reciben a tiempo sus salarios, como Puebla y Chiapas. Y uno provocó (el Celaya, de Ascenso MX) que el mundo volteara a verlos cuando se presentaron para un partido oficial usando bolsas de estraza sobre sus caras y el signo de pesos exigiendo al dueño, Alejandro Márquez, para que les pague dos meses de atraso.
Por otro lado, la Comisión del Jugador dice tener 2 millones de dólares para solventar emergencias, pero que legalmente hoy no pueden ayudar a ningún jugador del Querétaro ni del Celaya.
Las condiciones de la nueva crisis exigen una postura. La Liga sabe que fallaron sus candados para elegir bien a los dueños de varios equipos, cuya insolvencia hoy salta a la vista.
Que con el silencio nieguen la existencia del problema es ceguera. Y no defender a sus afiliados es un acto de irresponsabilidad.
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