Una bala perdida El Mercedes Benz 500 SL convertible color plata serpenteaba velozmente por aquella sinuosa carretera del Valle del Cauca.
El ruido del motor a 140 kilómetros por hora se confundía con el aire que envolvía su cabeza y los acordes del Grupo Niche, que sonaban a todo volumen, aquel diciembre de 1993.
Una mezcla de sentimientos devoraba su corazón y aturdía su conciencia. Por un lado, había perdido a su madre hacía unos meses; por otra, estaba en la cima del mundo del futbol.
Ese Mercedes del año había sido un regalo del Parma, a cambio de que no se regresara a Colombia, como era su deseo tras su dolorosa pérdida.
"Pero el carro me lo ponen en Colombia, aquí pa' qué", le había advertido a su directiva.
Su madre lo era todo; antes de firmar con los italianos puso como condición dejarle amueblada y pintada la casa familiar.
Cuando fue al banco no lo podía creer: en su cuenta tenía 300 mil dólares de 1992; pensando que se pudieran arrepentir o se tratase de un error retiró todo el dinero y se los llevó en efectivo a casa.
Así, en aquel barrio Popular de Tulúa, una pequeña ciudad de 200 mil habitantes a 80 kilómetros de Cali, no se amuebló una casa, sino que se construyó la primera residencia con alberca de su historia.
Los recuerdos se agolpan ese día de diciembre y se entreteje con la adrenalina de la velocidad; de repente, una curva mal tomada.
El vehículo y su único conductor se salen de la carretera, van cayendo a un río cuando de repente un providencial árbol de guayaba se atraviesa para impedir una muerte segura. Uno muy parecido al que habían tumbado en su hogar para construir la piscina.
No estaba en su destino. Faustino Asprilla aún tenía mucho que darle al futbol.
EL EXTRATERRESTRE El alguna vez seleccionador italiano Edmondo Fabbri lo llamó "El Extraterrestre".
Dentro de la cancha, Asprilla correspondía a los elogios. Fuera de ella, era más que terrenal... para decirlo políticamente correcto: amaba los placeres de este mundo.
Mujeres, pistolas, vida nocturna, carros de lujo y caballos era la vida de Tino o Fausto, como le dicen sus amigos.
El "Pibe" Valderrama siempre ha sostenido que Asprilla (Tulúa, 10 de noviembre de 1969) es el mejor jugador colombiano de la historia.
"Y pudo haber sido el mejor del mundo si se lo hubiera propuesto dos meses", dijo en entrevista al diario El Tiempo, "pero cada uno tiene su pensamiento, y él jugó a su manera".
Como niño, a lo único que aspiraba era a ganar el suficiente dinero para comprarse un caballo, mientras veía "El Llanero Solitario", su programa favorito. No se compró uno, llegó a tener 60.
Debutó en el Deportivo Cúcuta en 1987, siendo menor de edad. En 1989 lo compró el Atlético Nacional, donde anotaría 35 goles en 78 partidos y se volvería una estrella.
Tras conquistar el título en 1991, le regalaron un Mazda 323.
"Pilla que me acaban de regalar un carro, todo iba bien, he volteado toda la tarde, pero éste 'chechere' se apagó. Papi ¿sería que lo fundí?", le habló Asprilla muy preocupado a su amigo Víctor Osorio "Caremonja".
- Fausto, ¿no será que hay que echarle gasolina?
En 1992 el Parma puso 7 millones de dólares por Asprilla, todo un récord colombiano para la época y, con las condiciones ya sabidas, se lo llevó.
EL FAMOSO 5-0 No se supone que Tino jugara contra Argentina en Buenos Aires en la Eliminatoria Mundialista. Ese 5 de septiembre de 1993, amaneció con fiebre y el cuerpo cortado. Según el propio Asprilla, "temblaba como pollo". El doctor tuvo que inyectarlo.
Minutos antes del partido, en aquella época en la que los jugadores calentaban en los vestidores, le pidió al "Pacho" Maturana que lo dejara salir antes a "reventar" el Monumental de River.
Los 67 mil eufóricos argentinos pararon sus fervorosos cánticos para insultar a un colombiano que de repente salió del vestidor dominando el balón y hablando por un gigantesco celular que le había pedido prestado a su promotor Gustavo Mascardi para llamarle a un amigo.
- 'Espanto' ¡Soy yo, Fausto, 'ome! Haceme conversa para sacarle la putería a estos argentinos. Se va a caer este estadio, papi ¿No me estás viendo en tele?
La burla más grande ocurriría durante el partido, donde Asprilla anotó 2 goles en el famoso 5-0, la página más dorada del futbol cafetero.
SEE YOU LATER Asprilla siempre era noticia en Parma: Una semana metía un golazo, a la otra aparecía en la prensa que había salido borracho de un antro, o que había chocado otro carro, o que aprovechando que su esposa estaba de vacaciones, salía con una actriz porno, o que había vuelto lesionado de Colombia por pelear con un camionero.
El 1 de enero de 1995, festejó el Año Nuevo disparando dos pistolas de fabricación italiana al aire, ebrio, luego de molestar a clientes de un bar en Tulúa. Le dieron dos años de libertad condicional.
En enero de 1996, el club italiano lo vendió por 6.7 millones de libras al Newcastle, que dirigía Kevin Keegan.
Le pusieron un maestro de inglés, al que el club le pagaba 100 libras al día, pero Tino lo traía de chofer y para que llevara de compras a su trabajadora doméstica.
En la Selección las cosas no iban mejor: Hernán Darío Gómez lo volvió a correr en marzo porque llegó 9 horas tarde a la concentración por ir a ver un show ecuestre. "No lo voy a permitir", dijo el "Bolillo".
Por presiones federativas sí lo permitió y Tino anotó 2 goles en una victoria 4-1 ante Bolivia. "No le puedo ganar", declaró Gómez.
Fue al Mundial de Francia 98, pero luego de salir de cambio en la derrota 1-0 ante Rumania declaró a la radio que otros merecían ser cambiados.
"El Bolillo" lo corrió y esta vez ni las plegarias del presidente de Colombia, Ernesto Samper, lo hicieron cambiar de parecer. Claro, para este torneo.
En su regreso con el Parma no pasó nada, y en año y medio apenas metió un gol.
PRINCIPIO DEL ADIÓS Para la Copa América de 1999 se aplicó él mismo, el día del viaje a Paraguay, una inyección de un gel que le habían recomendado para un dolor de meniscos. Tenía que estar en reposo y aplicándose hielo, pero pasó 5 horas en un avión.
"Cuando aterricé tenía la rodilla del tamaño de un melón", expresó. No sólo saldría de la Copa, sino que esa lesión terminaría mermando su carrera.
En 1999 pasó al Palmeiras, en el 2000 recaló en el Fluminese y en el 2001 lo que quedaba de Asprilla vino al Atlante.
En el 2003 volvió a ser noticia cuando jugando para la U de Chile, en una práctica en la que no participaba por su lesión de rodilla, disparó un arma de fuego al aire para, según dijo, alentar al equipo. Se retiró en Estudiantes de la Plata en el 2004.
Actualmente vive en Tulúa, compró muchas hectáreas de cañaverales y lleva una vida holgada, aunque ya sólo tiene 15 caballos. Sigue haciendo comerciales y dando entrevistas.
En el 2008, volvió a ser detenido porque realizó 29 disparos con una R-15 contra un ingenuo vecino de su finca.
Hay balas perdidas que nunca dan en el Tino.
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