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Si los futbolistas tuvieran sindicato...
Héctor Huerta | 13-03-2014
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En el caso del Querétaro fue el deslumbramiento de un empresario exitoso en el ramo petrolero, Amado Yáñez, lo que generó exceso de confianza.

En el caso del Puebla, el conflicto entre Francisco Bernat y Ricardo Henaine, con las denuncias entre uno y otro, se solucionaba con la entrada de un tercer socio, Jesús López Chargoy, quien se encargaría de darle solvencia y normalidad a La Franja.

En el caso de Chiapas F.C., el equipo comprado por Carlos López Chargoy se volvió inviable en San Luis Potosí y para no dejar a Tuxtla Gutiérrez sin futbol profesional, se aceptó como caso de excepción el cambio de sede y nombre.

Hoy en los tres equipos afloran los problemas económicos y la crisis está forzando diversas acciones de los futbolistas.

La ausencia de un sindicato impide una acción como en España o Argentina, que con estos tres casos ya habrían parado el torneo. En México, las acciones de los jugadores son tibias: Chiapas abandonó un día su concentración para forzar un abono a la deuda; Querétaro pintó con plumón negro la franja naranja que había añadido el dueño al escudo, antes del partido de Copa ante el Atlas; y en el caso del Puebla, Luis Miguel Noriega leyó un comunicado en nombre de todos sus compañeros, en el que desmiente a su presidente porque los adeudos no son de 15 días, sino de hasta tres meses.

En todos los casos, la Liga MX ha sido figura decorativa. Su silencio no resuelve el problema de pagos.

"Es un tema que nos tomó a todos por sorpresa (el caso Gallos Blancos), que se tiene que solucionar de alguna manera", dijo Decio de María en rueda de prensa.

Antes de que Yáñez comprara al Querétaro, la FMF y la Liga, a través de Enrique Bonilla Berrutia, pidió a una empresa internacional investigar los negocios de un empresario tapatío que quería participar en la compra de los Gallos Blancos. La FMF pagó 100 mil pesos por la investigación y al final negó el acceso del empresario, quien pocos meses después se entregó voluntariamente a las autoridades de EU, donde era acusado por lavado de dinero.

Con Amado Yáñez no hubo investigación profunda, pese a que tenía problemas públicos desde 2005.

"Ante el mundo, todos, el sistema bancario mexicano, internacional y demás proveedores veíamos una empresa sólida y por ende un empresario que era o parecía un empresario sólido", se excusó Decio.

Mientras la Liga sufre parálisis por sorpresa, las familias de jugadores de tres equipos siguen sin cobrar a tiempo sus salarios. Las esposas y los hijos no quieren escuchar discursos de Decio, sino soluciones para el núcleo de casi 100 futbolistas afectados.

 
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hhuerta@reforma.com
 
 
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