¿No que no? En el América sigue subiendo la tensión, ya se disputaron 10 jornadas y ahora resulta que esta semana el cuerpo técnico exigió concentración plena, no quieren que nadie tenga ninguna distracción ni dentro ni fuera del club porque entre las rachitas negativas y las fallas de la defensa, Antonio Mohamed ya no siente lo duro sino lo tupido.
Una vez más, el equipo va a cerrar filas porque saben que estar en la quinta posición no es garantía de que van a llegar a la Liguilla, pues en una de esas, los de abajo le pueden meter un susto al cuadro de Coapa. Incluso, me cuentan, que el timonel no está muy convencido de mantener a los mismos zagueros, pues ya se dio cuenta que si respeta jerarquías, su proyecto puede desmoronarse.
Los directivos no son unos novatos y mucho menos inexpertos, para no darse cuenta que Erick Pimentel pasa por mejor momento que muchos zagueros y ese punto ya lo tienen más que anotado en la libretita en la que le están armando su expediente final al "Turco", para hacer la evaluación cuando acabe el torneo.
No por nada lo firmaron un año nada más y si los resultados no llegan, echando mano de los mejores en la cancha, que no le extrañe que su cabeza ruede antes de lo que se imagina.
Poblanos sin liquidez La falta de pagos a los futbolistas de Jaguares y del Puebla se está convirtiendo en todo un asunto de familia.
Ahora que Luis Miguel Noriega ventiló los adeudos salariales de entre dos y tres meses a los futbolistas de La Franja, llama la atención que Jesús López Chargoy esté viviendo un calvario similar al de su hermano Carlos Hugo con el cuadro chiapaneco.
Diiiicen allá en Puebla que la crisis comenzó porque a finales del año pasado liquidaron la deuda con Ricardo Henaine, quien desde ya un buen rato no aparece por ningún lado en el futbol mexicano, y para solventar dicho pago utilizaron los ingresos por los derechos de transmisión.
El problema es que al romper el cochinito no tuvieron cómo seguir llenándolo ya que el club tiene pocos patrocinadores y muchos de ellos otorgan su pago en especie, es decir, a cambio de servicios, y no sueltan la plata como requiere un cuadro de Primera División.
Por lo pronto, el capitán del equipo tuvo que salir a dar la cara y a contradecir públicamente a su presidente, quien quiso minimizar el asunto diciendo que apenas les debían una quincena y no dos meses, en el mejor de los casos.
¿Y los trofeos? Y siguiendo con el Puebla, Emilio Maurer no perdió la oportunidad para cuestionar a Jesús López Chargoy por los adeudos que tiene con el plantel de La Franja y aseguró que la falta de liquidez es por un mal cálculo en la política, pues no ganó el candidato al que había apoyado el actual dueño del conjunto poblano.
En el balance general, Maurer fue un tipo que revolucionó el futbol mexicano en los años 90: contrató a César Luis Menotti como técnico del Tricolor, consiguió la Copa América y ha sido el único que increpó a las televisoras, lo cual le vendría costando, hasta la fecha, ser expulsado del balompié.
Pero también como directivo era más largo que bufanda de jirafa.
Incontables historias hay de adeudos, premios no cumplidos a jugadores y otras monerías tan clásicas de nuestro peculiar futbol.
De hecho, si van a las oficinas del Puebla en el Estadio Cuauhtémoc faltan varios trofeos y copas... no desaparecieron, están en la sala de Maurer. Digo, por si alguien las quiere ir a ver.
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