A la mitad de la semana el mundo se llenó de pelota. Cuarenta y dos partidos entre Selecciones dibujaron la geografía futbolera. Los invitados a la fiesta brasileña aprovecharon para realizar sus ajustes y presentar su nueva indumentaria.
Hubo choques históricos como el de Francia y Holanda, y el de España e Italia. Los franceses junto con los brasileños, portugueses y españoles se vieron, en la perspectiva mundialista, como los cuatro más fuertes.
En total hubo 135 goles. Australia-Ecuador fue el más productivo, con 7. Sólo cuatro terminaron 0-0, entre ellos los de Argentina y México, y en 19 se marcaron dos goles.
También aprovecharon el momento otras Selecciones que protagonizaron encuentros más exóticos (por lo menos para nuestros ojos) como Azerbaiyán-Filipinas; Burkina Faso-Comoros; Andorra-Moldavia y Luxemburgo-Cabo Verde.
Hubo un partido especialmente simbólico, tanto para el mundo futbolero como para la geopolítica internacional.
A seis años de su independencia de Serbia, Kosovo jugó su primer partido internacional y su rival fue Haití. Una confrontación entre países que han sufrido hambruna y violencia.
Aunque Kosovo no ha sido reconocido políticamente por Serbia (que le bloquea en la FIFA y la ONU), logró su visto bueno para el partido. A cambio, no hubo ni himnos ni banderas nacionales.
En el Mundial de Brasil habrá tres futbolistas con origen en Kosovo que defenderán a Suiza. Uno de ellos, Xherdan Shaqiri, ganó el año pasado la Champions con el Bayern Munich. Durante la celebración agitó las banderas de Kosovo y Suiza. Cuando se enfrentaron Suiza-Albania, sus botines lucían las tres banderas.
Para el partido del miércoles, los dirigentes kosovares invitaron a Adnan Januzaj, el joven delantero del Manchester United que nació en Bélgica de padres kosovo-albaneses. Hablaron con su familia buscando una participación simbólica de 15 minutos, pues al no ser un partido oficial no le impedía ser luego elegido por otro país.
"Él está obligado a mostrarle a su gente que está con ellos en este momento histórico y que no los ha olvidado", presionó antes del partido el secretario general de la Federación, Eroll Salihu.
El estadio para 17 mil aficionados de la multiétnica ciudad de Mitrovica, escenario de las luchas intestinas, estuvo desbordado.
Los kosovares alinearon a dos jugadores que militan en Italia y los haitianos presentaron a un equipo lleno de jugadores que actúan en Francia, dirigidos por Marc Collat, ex encargado del campo de prácticas del París-Saint Germain.
El resultado fue 0-0. Januzaj no dio el paso al frente y no estuvo. Para el entrenador Albert Bunjaki fue sí el primer paso para romper 25 años de aislamiento.
"Queremos enviarle una señal a la UEFA y a la FIFA de que tenemos el derecho de ser parte de la familia del futbol", proclamó.
¡Bienvenidos!
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