Parece mentira que a sólo un mes desde las primeras pruebas de pretemporada en el circuito de Jerez, los ingenieros de la Fórmula Uno han hecho casi milagros para devolvernos la sonrisa y la esperanza de que tendremos verdaderas carreras este año, aunque será poco a poco, ya que sin duda los primeros Grandes Premios serán un poco deprimentes.
Dicho esto, las cuatro escuderías con la planta motriz de Mercedes estaban ya casi listos para arrancar al final de las últimas prácticas en el circuito de Bahrein.
Al volante de su Williams, el brasileño Felipe Massa dejó el emirato con una sonrisa de oreja a oreja después de conseguir ser más rápido sobre los dos Mercedes atrás y con su compañero Valtteri Bottas cerrando el sandwich. Los autos de Ferrari y Force India se mezclaron en las siguientes posiciones, mientras que los McLaren volvieron a desilusionar ya que no pudieron ubicarse entre los 10 primeros.
Fue todo un gusto ver a Sergio Pérez encabezando los dos días de su turno en Sakhir y pudiendo rodar bastantes vueltas sin presentar problemas con el auto. "Checo" está en busca de nuevos horizontes después de tener la mala suerte de que en 2013 le tocó el peor año en toda la historia de McLaren.
En tanto, Esteban Gutiérrez, con Sauber, cuyos autos no están entre los más rápidos, fue uno de los pocos pilotos que cubrieron mas de 2 mil kilómetros durante la pretemporada, los que son muy valiosos para familiarizarse con toda la nueva tecnología, como el "brake by wire", el turbo y la gestión de la carga.
Los Williams demostraron ser los más veloces y también los que tuvieron menos problemas técnicos a lo largo de todas las pruebas. Sólo ocasionaron una bandera roja en el último día en Bahrein, cuando equipos como Lotus y Sauber provocaron siete banderas rojas, por 6 de los Mercedes y Ferrari.
Las "flechas plateadas" de Mercedes fueron las que destacaron más en la simulación de carrera, y la confiabilidad será un punto clave para la primera carrera en Melbourne.
Cuando la confiabilidad será lo más importante, no sé si habrá escuderías que lleguen a sacrificar su desempeño en la carrera al preferir tomar un ritmo conservador, sin intentar romper récords, para ser pacientes en pista, ¡a la espera de que los autos más rápidos se rompan antes del final!
Hacer un pronóstico sería imposible. Lo único de lo que podríamos estar seguros es de que el campeón mundial de los últimos cuatro años no ganará el Gran Premio de Australia, por lo que no nos saldrá ninguna lágrima de nuestros ojos.
jo.ramirez@reforma.com |
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