Un partido previsible en su trámite y resultado. México, como se anunció, encontraría en Nigeria, a un rival serio, dinámico y peligroso. Los primeros 20 minutos fueron dominados por el vértigo de los africanos; la capacidad de respuesta mexicana tardó en llegar.
Memo Ochoa se empeñó en sellar su pase de abordar a Brasil con tres atajadas al límite. México equilibró con toques más cadenciosos, y la disminución del ritmo por parte de los nigerianos. México estuvo cerca de ganar el juego pero la típica falta de contundencia mexicana, los privó del triunfo.
Simulacro con aroma de Copa del Mundo en el que México tiene un desempeño aceptable, aunque el público se quedó con ganas de mejor nivel competitivo para el Tri a estas alturas. No hubo grandes hallazgos para Miguel Herrera en la búsqueda de disminuir sus dudas sobre los nominados definitivos.
Un ensayo competitivo en el que la falta de gol es preocupante, y nada satisfactorio el que nuestro portero sea el mejor en el campo. Las dosis de pesimismo u optimismo, no tienen cómo elevarse o disminuirse, por los 90 minutos de anoche.
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