Cuando la desesperación y la frustración entran por la puerta, el amor sale por la ventana.
El sábado pasado, en el Estadio Universitario, una parte de mí aplaudió la reacción de la gente al mostrar su insatisfacción por la forma de jugar de Tigres, pese a la victoria obtenida.
Por fin, la mayoría de los aficionados felinos que estaban en el estadio logró ver más allá del resultado final.
Esa reacción de los aficionados me pareció bien, ya que sólo estaban exigiendo lo que su equipo debería ofrecerles.
Pero, por otro lado, escuché con tristeza que la magnitud de esta frustración alcanzara a Lucas Lobos, algo que yo temía que sucediera debido a la terquedad del "Tuca" Ferretti de no darle un necesario descanso físico y mental a su capitán.
El mejor jugador de Tigres de los últimos años, el "crack" que por un largo tiempo cargó sobre sus espaldas la responsabilidad, la presión y la tensión de hacer de esos felinos un equipo competitivo, se vino abajo y requiere atención urgente.
Pero el "Tuca" insiste en mantenerlo en la cancha sin darse cuenta de que hoy Tigres no necesita a este actual Lobos. Es el argentino naturalizado mexicano el que necesita del apoyo de su equipo, y lamentablemente éste no le responde.
Estamos de acuerdo en que a Lobos no se le olvidó cómo jugar al futbol, pero ha pasado por problemas personales que le han afectado en su concentración y no es casualidad que esas adversidades se vean reflejadas en la cancha.
Entiendo la reacción de los aficionados, pero creo que este abucheo debería tener como destinatarios al técnico de Tigres y a su directiva, que, por el afán desesperado y hasta inconsciente de obtener resultados positivos para tratar de salvar su chamba, no han tenido ni ojos y ni oídos para entender las peticiones de su jugador.
Varias veces Lobos ha dicho entre líneas que no está para ser titular en esos momentos. Ha dejado la puerta abierta para que "Tuca" lo sacara, pero sus jefes insisten en tratar de recuperarlo adentro, cuando lo mejor sería hacerlo afuera de la cancha.
Dejarlo fuera por unos partidos no le quitará su jerarquía y tampoco el respeto conquistado a lo largo de los años, pero podría alivianar su carga quitándole de encima la presión de ser el responsable dentro de la cancha de que las cosas no mejoren. Probablemente eso ayudaría no sólo a Lucas, sino también a los Tigres.
Aquí queda otra evidencia de que, a pesar de que el futbol es un deporte colectivo, cada quien cuida su pellejo como puede. Saludos al "Tuca" y a su directiva.
Ojalá Lobos se recupere futbolísticamente y que los abucheos recibidos el fin de semana pasado no hayan sido el inicio del fin de otro gran ídolo del futbol regio.
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