Si el anterior Apertura 2013 fue de los mejores en la etapa de los torneos cortos, el actual Clausura 2014 está siendo de los más flojos.
Como excepciones después de seis jornadas, la consistencia del Cruz Azul y del Toluca, o los buenos lapsos del América y la alentadora recuperación de los Pumas y el Pachuca.
Pero como regla, la galopante mediocridad de muchos equipos incapaces de sacarle cabal provecho al potencial de los planteles con los que cuentan.
Equipos comodinos y medrosos al jugar como visitantes, y como locales ineficientes para hacer valer tal condición corriendo mayores riesgos, adelantando líneas, apoderándose del balón y atacando con más unidades.
Varios directores técnicos que son cesados de su cargo prematuramente, y otros a los que se tardan demasiado tiempo en cesar.
Partidos que arrojan como triste resultado un empate de mediocridades, o que gana el menos malo en lugar de ganarlo el mejor, o en los que la principal nota la ofrecen los barbajanes con su deplorable comportamiento en las tribunas en lugar de los futbolistas con el juego que despliegan en la cancha.
Así ha transcurrido ya la tercera parte de la fase regular del torneo, con una mayoritaria e inquietante pobreza futbolística; especialmente inquietante y menos comprensible que de costumbre por tratarse de un torneo en año mundialista.
Si así se juega con el aliciente de una copa del mundo tan cercana, ¿qué futbol esperar en los otros torneos?
¿Cómo y cuánto exigirle a la Selección Mexicana al encarar sus cruciales compromisos cuando es tan pobre el nivel de la liga de la cual primordialmente se alimenta?
Mientras no mejore ese sustento no habrá cómo... y sería iluso exigirle mucho.
@rgomezjunco
gomezjunco@elnorte.com
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