| | Autogol directivo | | Francisco Javier González | 06-02-2014
en CANCHA
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| | | | No es el más grande y popular, pero siempre se espera algo de él.
Tiene un estatus en la Liga, un mínimo qué ofrecer y suele ser, si no protagonista, un animador constante. Pero Monarcas Morelia cayó en un bache.
Un par de malos resultados le llevaron a despedir a Carlos Bustos de la dirección técnica pese a las medallas ganadas en servicio.
Ascendió al Neza, filial del club michoacano, entró al quite en un momento difícil y nunca renunció a jugar de determinada manera. Trabajó bien, hizo buen grupo y parecía gozar de la inmunidad razonable.
Algo invisible para quienes sólo podemos ver las cosas desde afuera sucedió en Monarcas.
La directiva ejerció un derecho irrenunciable para quien paga: prescindir del DT sin explicaciones convincentes. Sólo ofreció ideas en voz baja, argumentos entrecortados.
Lo que tanto aprecia la afición -sea en el caso de Carlos Vela o en el que atañe al equipo de sus preferencias- que es una explicación clara ante lo que parece ilógico, fue escatimado una vez más.
El partidario tiene derecho a apoyar o chiflar desde la tribuna y la obligación de hacerlo con cordura. Su boleto, su fidelidad, no le concede más prerrogativas.
Eduardo de la Torre tomó el lugar de Bustos un día antes de jugar Copa libertadores, a tres de su juego de Liga ante León y una semana antes del duelo en Colombia que les dejo fuera del certamen continental.
¿A qué hora pudo trabajar el nuevo conductor de la nave para conocer a su plantel, plasmar por lo menos un par de sus ideas y hacerse realmente responsable de lo que en la cancha sucediera?
La afición michoacana empieza a presionar a quien tiene menos de dos semanas en el cargo: sus primeros tres exámenes fueron fallidos. No se considera que ni tiempo le dieron de estudiar.
De la Torre tomó al equipo en plena desventaja y parte de su culpa fue aceptar la oferta. Atenuante es que nadie le puede decir que no a una franquicia que ha sido estable y respetuosa de sus integrantes.
Hay derrotas de las que es culpable la directiva. Porque aunque haya problemas con el técnico en funciones, debe medir el "timing" para decidir cuándo hacerlo a un lado. Porque tiene que darle al relevo un mínimo de herramientas -el tiempo es una de ellas- para entregarle la responsabilidad.
La sangría de recursos humanos en favor del Atlas -rivales por cierto este fin de semana- ha sido mucha y con ella se mudó a Guadalajara parte del "know how".
Que pena por todos los involucrados. Al "Yayo" le toca remar contra la corriente sin salvavidas que le ayuden por lo menos a flotar.
fjgonzalez@reforma.com
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