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SAN CADILLA
San Cadilla | 04-02-2014
en CANCHA
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Mala herencia
 
Vaya que Guillermo Vázquez dejó huella en Cruz Azul, y no me refiero a las cicatrices por la ridícula derrota en la Final con el América del Clausura 2013.

Resulta que desde la salida de Enrique Meza, en el ya lejano 2012, el club perdió las buenas costumbres que lo caracterizaban: de abrir las puertas de par en par y promover la apertura de los jugadores pasó a encerrarse durante sus prácticas y esconder todo casi casi como si adentro de La Noria trataran asuntos de estado.

Hubo quien creyó que con Memo se irían esas costumbritas, pero se equivocó, pues quedaron tan profundamente enraizadas que ni Luis Fernando Tena las ha erradicado.

Y es que el domingo el área de comunicación celeste se aventó la puntada de informar que La Máquina aterrizaría proveniente de Guadalajara a las 12:00 horas, aunque tocó tierra una hora antes.

El montaje de plano se les cayó gracias a quienes madrugaron y, por supuesto, a que uno de los futbolistas cementeros los echó de cabeza al confesar que se planeó así la llegada para evitar a la prensa y a la afición, como si por tomarse unos minutos para hablar del paso del equipo fueran a perder todas las energías y el futbol que los tienen en la cima del Clausura 2014.

 
 
Bienvenidos pequeños felinos
 
Parece que la primogénita de Javier Cortés y el segundo hijo de Luis Fuentes traen torta bajo el brazo.

Los nacimientos de Sofía Cortés, el miércoles pasado, e Ian Fuentes un día después, coincidieron con la mejor semana para los Pumas desde la llegada de José Luis Trejo al banquillo del equipo.

El conjunto de la UNAM ligó su tercer triunfo consecutivo, considerando a Tigres, en la Liga, y Delfines del Carmen en la Copa, pero lo más importante es que es por fin saboreó las mieles del triunfo en casa, lo que tardó en ocurrir exactamente el tiempo en que Sofía e Ian se gestaron: nueve meses.

Esperemos que esto motive a ambos jugadores, especialmente a Cortés, quien hace varios torneos que es una sombra del gran jugador que fue.

 
 
Ojo, Toño, mucho ojo
 
El sábado pasado, a José Antonio Rodríguez le ganó la calentura tras imponerse con gallardía y buena reacción en un mano a mano con Mariano Pavone. Apenas acabada la jugada, el arquero de las Chivas volteó a la tribuna y se llevó el dedo índice a la boca como para callar a quienes lo estaban molestando.

Para entonces, el joven portero rojiblanco ya había recibido los dos goles del Cruz Azul, y en el segundo pudo haber hecho algo más.

A sus 21 años luce relativamente normal que el joven portero se caliente ante las críticas, pero seguramente, tras el episodio del sábado, el cuerpo técnico hablará con él para pedirle que se tranquilice, que no le falte al respeto al público, pero sobre todo, que se convierta en el arquero que todo México espera.

 
san.cadilla@reforma.com
 
 
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